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martes, 4 de marzo de 2014

Cine viajero

Una de las cosas que me sorprendieron gratamente en mis primeros viajes a Namibia es que en el vuelo que conectaba Alemania con Sudáfrica, los asientos iban equipados con pantallas individuales que permitían ver películas, series o documentales. En mi anterior viaje, no viajé por Sudáfrica y lo hice con una compañía diferente, y el avión no estaba tan equipado. Fue una decepción importante: un viaje de más de 10 horas se hace mucho más ameno si puedes ver algunas películas por el camino. Esta vez suponía que iba a ser igual, tampoco ahora he volado por Sudáfrica, pero, oh sorpresa, ¡estaba equivocada! Cuando al entrar en el avión vi que sí que tenía pantallas individualizadas, me alegré mucho, pero mucho. Y me puse a ver pelis como loca. No suelo tener problemas para dormir en aviones, pero esta vez dormí muy poco, unas cuatro horas creo. Así que vi unas cuantas películas, casi tres.

“The Great Gatsby” de Baz Luhrmann fue la primera. Ni he leído el libro de F. Scott Fitzgerald en el que se basa, ni he visto la versión anterior, así que no sabía muy bien a lo que me enfrentaba. Me encantó. Es una película visualmente muy atractiva, con un buen ritmo y con actores la mar de indicados. Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio) es un misterioso millonario en la Nueva York de los años 20, enamorado de una joven que vive justo al otro lado de la bahía. La historia la cuenta su nuevo vecino, Nick Carraway (maravilloso Toby Maguire), un joven que llega a la ciudad a probar fortuna. Lo dicho, me ha gustado mucho y me ha hecho descubrir que me encanta Toby Maguire. Je, je. Creo que me leeré el libro.


 “The Butler” de Lee Daniels no me atraía a simple vista, pero viendo el elenco de actores que participaban, me decidí. Tengo que admitir que no me gusta demasiado forest witaker, el actor que interpreta al mayordomo de la Casa Blanca que da título a la película. No sé, es un actor que siempre me parece que tiene la cara muy triste. Cuenta su historia, en paralelo a la historia reciente de Estados Unidos, desde que es un niño en una plantación de algodón hasta que ya es anciano y, ya retirado, va a visitar al primer presidente de Estados Unidos negro: Obama. Es una película muy correcta, por la que circulan grandes actores (la mayoría interpretando a ex presidentes del gobierno de Estados Unidos) y que refleja la evolución de la actitud del país hacia la gente de color. Pero no me ha emocionado especialmente. Repito, es una peli muy correcta y está muy bien, pero tampoco me ha entusiasmado.

“The Internship” de Shawn Levy la vi porque me desperté a las 4 de la mañana en el avión y ya no hubo manera de volverme a dormir. Aún así, no me dio tiempo de ver el final, no lo he visto aún, así que espero verlo a la vuelta o ya en casa. Pero bueno, me lo imagino. Es la historia de dos amigos que pasan de los cuarenta que se quedan sin trabajo y deciden “invertir en el futuro”, presentándose a un programa de becarios de Google durante un verano para conseguir un trabajo fijo allí. Obviamente, son la nota discordante, alrededor de jovencitos frikis con grandes conocimientos informáticos. Bueno, es una historia sin ningún tipo de transcendencia, pero es amena y entretenida. Y hasta graciosa a ratos.

Y por fin he visto “The Hunger Games” de Gary Ross. Ya conté aquí que el libro me gustó mucho y tenía muchas ganas de ver la peli. Esta no la vi en el avión, si no en las largas esperas en el aeropuerto, entre Frankfurt y Windhoek. Me ha gustado mucho, mucho. Me parece que refleja muy bien el espíritu del libro y aunque obvia algunos detalles (el papel de la chica muda que atiende a Katniss en las habitaciones del Capitolio, los aviones que se llevan a los muertos que caen en los Juegos o que los perros salvajes mutantes que aparecen al final son en realidad los tributos ya muertos) y cambia otros (el origen del pin que Katniss se lleva a la arena no tiene nada que ver y las notas que le llegan a Katniss con los regalos no aparecen en el libro), creo que es una muy buena adaptación. Eso sí, el actor que interpreta a Gale me parece perfecto para el papel (además de guapísimo), pero a Peeta no me lo imaginaba así. No recuerdo si en el libro se le describe como rubio, pero sí con aspecto sincero, casi inocente y el actor aquí tiene un punto tenebroso (o igual se lo veo yo) que no me cuadra demasiado con la descripción de la novela. Después de leer el primer libro, no sabía si prefería a Gale o a Peeta, bueno, igual sí, pero al menos te hacía planteártelo, dudar. Cualquiera de los dos parecía adecuado para ella. No sé lo que va a pasar, aún voy por la mitad del primer libro, pero después de ver la primera película, me he sentido obligada a escoger a Gale. Eso sí, si me tengo que quedar con un guapo en esta peli, me quedo con Wes Bentley. Qué descubrimiento, madre mía, ¿cómo no me había fijado en él antes? ¡Me lo pido!

Y con esto y un bizcocho, se acaba la primera entrega de cine viajero namibio. Habrá más. Supongo.

jueves, 2 de enero de 2014

Life of Pi

Estuve a punto de comprarme “Life of Pi” de Yann Martel hace casi un año, estando en Dublín. Tuve el libro en las manos un par de veces (y creo que hasta en un par de librerías) pero al final me decidí por otros por un motivo muy simple: creía más fácil encontrar “Life of Pi” por aquí que alguno de los otros libros que sí que finalmente me compré. Y acerté, sí.

Tenía ganas de leer este libro desde que conocí su existencia a través de la película que rodó Ang Lee. Aunque no la había visto, sabía que visualmente era espectacular y suponía que una historia que atrajera a Ang Lee como para hacer una película debía ser interesante. Así que cuando vi la novela en el listado de libros que podíamos leer durante el primer trimestre en mis clases de inglés, la puse entre las tres que más me apetecía leer. Y al final, la leí. Aunque el profesor me dejaba su copia, me gusta tener mis propios libros y al final lo compré. Y, como ya preveía, no me costó demasiado encontrarla, eso sí, con la portada de la película, pero bueno, qué se le va a hacer.

Cuidado, que hay algún SPOILER a partir de aquí. Aunque creo que no voy a contar nada que no aparece en el tráiler de la película.

El libro me ha fascinado. Está estructurado en tres partes. La primera narra la curiosa infancia del protagonista, Pi Patel, en la India, rodeado de animales ya que su padre es dueño de un zoo. También sus flirteos con tres religiones diferentes y las sorpresas que ello provoca. Me ha encantado esta parte, se nota que el autor es un apasionado de la naturaleza y de los animales, sus descripciones y su respeto y amor hacia ellos es palpable. Y toda la parte de la religión me ha parecido muy chula también. Yo que no soy una persona religiosa, me ha encantado ver la aproximación que hace un jovencito Pi a la religión, sus reflexiones sobre Dios y las religiones. La segunda parte narra la odisea del joven Pi en mitad del océano, tras naufragar el barco que les llevaba a él y a su familia a Canadá, en busca de una nueva vida. Esta parte me ha sorprendido, creía que podría ser más pesada y aburrida, pero no. Sí que hubo momentos que me parecieron muy duros, desagradables, pero están llevados con una elegancia narrativa para mí insuperable. Aunque admito que hubo un punto que pensé “Ya, basta. Basta de sufrir en mitad del mar, por favor”. La tercera parte, la más corta, es la que redondea la historia, una vez Pi llega a tierra. Ya lo he dicho, es ésta una novela fascinante. Por la historia que cuenta, por el amor que desprende hacia la naturaleza y por las reflexiones que provoca.

Cómo no, tras leer la novela tenía que ver la película de Ang Lee basada en ella. También me gustó mucho, mucho. Visualmente es absolutamente embriagadora. Narrativamente es elegante. Su ritmo es trepidante. Refleja muy bien mucho de la novela (no todo, es imposible, siempre) pero con una peculiaridad: extrae la parte más luminosa de la misma, provocando la reflexión basada en los acontecimientos, en los sentimientos y no en la crudeza visual. Es decir, es una adaptación casi infantil, porque aunque trata temas duros y crueles, no muestra el horror, la sangre y las escenas desagradables que sí aparecen en la novela. Cuando la veía, estaba convencida de que no aparecería en la película el encuentro de Pi con otro naufrago en mitad del océano, una secuencia terrorífica. También los primeros momentos en el bote (con animales comiéndose entre ellos) huye de la sangre y de la violencia gratuita. Incluso las escenas en la isla de algas carnívoras son mucho más idílicas y suaves que la crudeza que sí se describe en la novela. Y es de agradecer. Leer cosas sobre sangre y vísceras aunque no es agradable, no llega a ser repugnante, cosa que sí puede pasar cuando algunas escenas se plasman en el lenguaje cinematográfico. Esta misma novela en manos de otro director podría haber sido un film cruento, violento, sanguinario, rozando lo gore. En cambio, en manos de Ang Lee es una delicia visual. Mantiene el espíritu de la novela, su fondo, pero apoyándose en escenas visualmente muy atractivas. Maravillosa.

martes, 26 de noviembre de 2013

Una lección

La secuencia inicial de la película “Qué les pasa a los hombres” debería ser de visionado obligatorio para todas las mujeres del mundo.

Una lección magistral.

La mejor de todas.

Es ésta.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Algunas pelis

 Vi “Los viajes de Gulliver” de Rob Letterman estando en Namibia, pero en su día olvidé mencionarla. Me puse a verla un poco con desgana, pensando en que no me apetecía demasiado ver una historia clásica que conocía de mi infancia, así que me sorprendió ver que era una versión actualizada de la historia. Entre eso y ver a Jack Black, un actor que (a veces) me cae bien, me animó bastante pues creí que estaba ante una actualización del cuento moderna y entretenida. Poco a poco me fue decepcionando: aunque al arranque está bastante bien, la historia acaba siendo una mala película para niños, ya no sólo predecible, sino totalmente imprescindible. Igual por eso olvidé mencionarla en su momento.




Había oído hablar mucho y muy bien de “Searching for Sugar Man” de Malik Bendjelloul. Y encima había ganado un Óscar. El documental cuenta la historia de unos sudafricanos, fans de un cantante llamado Rodríguez, sobre el que no saben nada, tan sólo historias que la gente va contando. Me fascinó. Me pareció un documental no sólo emocionante sino visualmente fascinante y con unas canciones (del tal Rodríguez) maravillosas. Cuando lo acabé de ver me entraron ganas de volver a verlo inmediatamente. Hay que verlo, obligatoriamente. Y escuchad esto (especialmente “I wonder”). Pero ya.



Vi la película anterior e “Intocable” de Olivier Nakache y Eric Toledaon en una sesión doble en casa de mi hermana la gafapasta (bueno, admito que me dormí en la segunda, pero yo los viernes por la noche no soy persona y la acabé de ver a la mañana siguiente antes de desayunar). Es la historia de un tetrapléjico adinerado que contrata un cuidador de un barrio marginal y de la especial relación que se establece entre ellos. Me gustó mucho, sí, pero me habían hablado tan, pero tan, tan bien de ella que no sé, casi me decepcionó un poco. La banda sonora es maravillosa, pero me llena de tristeza (cuando la película no es para nada triste).




La última película de hoy es “Origen” de Christopher Nolan, aunque no sé si debería comentarla más adelante, porque la tengo que volver a ver. Me gustó mucho, pero creo que no me enteré de la mitad. Admito que a la vez que la veía, tejía, y aún no soy lo bastante buena tejiendo como para centrarme mucho en las pelis que veo simultáneamente, así que la volveré a ver. Es intrigante, interesante y un lío de narices, así que hay prestarle atención mientras se ve, cosa que no hice. Repito, la volveré a ver.




miércoles, 23 de octubre de 2013

"Gravity" de Alfonso Cuarón

Ayer, aprovechando lo de la fiesta del cine, fui a ver “Gravity”. Hacía mucho, mucho que no iba al cine. Y ayer conseguimos reunirnos 7 amigos para hacerlo. Genial. Ya podría haber más promociones de este tipo para animarnos a ir, porque no sólo es un gusto no arruinarse por una tarde de cine, sino que me encantó el ambiente y la animación que había en el cine. Hacía mucho, mucho tiempo que no lo veía así.

Imagino que todo el mundo sabe a estas alturas de qué va “Gravity”: es la historia de dos astronautas, Sandra Bullock y George Clooney, que quedan flotando perdidos en el espacio, tras la destrucción de su nave. La historia me pareció lo suficientemente interesante como para decidirme a verla. Como científica, debería ver el tema espacial como una parte más de la investigación científica, de la búsqueda del conocimiento, pero el espacio me impresiona tanto que me parece increíble casi todo lo relacionado con él. Supongo que es un problema de desconocimiento, o de perspectiva, o de ignorancia. Hablar de millones de años luz, de estrellas que vemos pero que ya hace mucho que desaparecieron, de la velocidad de la luz. Todo eso me parece impresionante, casi irreal. Me pasa un poco lo mismo con la física de partículas, con las partes más pequeñas de la materia. Tanto el espacio como las diminutas partículas existen, lo sé; se estudian, lo sé; me lo creo, claro, pero me parecen tan, tan difíciles de comprender que a veces creo que su estudio científico es casi, casi un acto de fe (aunque en realidad es simplemente la superior capacidad de ciertas mentes de comprenderlo y estudiarlo).

Pero vayamos a la película. La verdad es que pensaba que pasaría más miedo o más angustia de la que pasé. Y realmente me resultaron (algo) más angustiosas las escenas en el interior de las naves que las exteriores. Me pasó algo parecido en Namibia: en general, África me da sensación de inmensidad, una especie de vértigo espacial de sentirse muy pequeñito en algo muy grande. Y cuando fui a Etosha, pensé que esa sensación sería aún más devastadora y fue justamente lo contrario: en Etosha no sentí el vacío de inmensidad, esa melancolía perturbadora que he sentido en general en Namibia. Con “Gravity” ha sido similar, no sentí tanta sensación de angustia por la inmensidad en las escenas del espacio, sentí más lo contrario, casi claustrofobia en las escenas interiores.

La película me ha gustado mucho. Le veo algunos peros, pegas (científicas y cinematográficas), pero me resultó muy adecuada. Visualmente es muy atractiva (esos planos de la Tierra, el punto de vista personal, la inmensidad del espacio, algunas metáforas visuales). Y el guión es intrigante sin ser agobiante. A los 40 minutos de película estaba intrigada por saber qué pasaría después, qué diablos podría ocurrir en la casi hora que quedaba de película. Pensé que podría hacerse más pesada, más aburrida y a la par más angustiosa. Y no. Fue amena y me hizo sufrir poco.

Debo admitir que, en parte, me esperaba otra cosa. Tengo la mala costumbre de pensar qué haría yo con una historia a partir de lo poco que sé antes de verla. Eso me lleva a numerosas decepciones y numerosas sorpresas. En este caso, me había imaginado una historia bien diferente, tirando más a la ciencia-ficción, pero esto era casi un deseo o esperanza, porque sabía que dirigía Cuarón y no lo veía haciendo alguna historia con extraterrestres por el medio.

No me gusta mucho la Bullock, lo admito, pero aquí está más que aceptable y hubo momentos en los que hasta me olvidé de que era Sandra Bullock y me la creí como doctora perdida en el espacio. George Clooney mola. Siempre.

Una peli recomendable, pero tampoco le daría los millones de Óscars a los que (supongo) estará nominada. Y ya que estoy, aprovecho para recomendar otras películas de Cuarón, como “Hijos de los hombres” de la que ya hablé aquí (también del libro en el que se basa) y “La princesita”, que es una película absolutamente deliciosa.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Cine desde Swakopmund


Una de las cosas buenas que tiene el venir a Namibia por trabajo es que, por las tardes-noches, tengo mucho tiempo libre. No suelo salir a cenar por ahí, porque no me gusta ir de restaurantes si voy sola, así que suelo retirarme pronto al hotel (algo inevitable en una ciudad en la que a las 7 ya no hay ni un alma por la calle, además de ser ya noche cerrada). Así que estando aquí suelo aprovechar para dormir mucho, leer mucho y ver muchas series y pelis.

La pega que tuvo este viaje es que volé con una compañía diferente a las anteriores, así que tuve una terrible decepción cuando venía hacia aquí: los asientos no tenía pantallas personalizadas, así que no pude disfrutar de una velada de películas (y/o series y/o música) como había hecho en anteriores ocasiones. Fue frustrante, lo admito. Muy frustrante. No poder disfrutar de un par de pelis en un vuelo de más de diez horas me pareció casi un castigo.

A lo que íbamos. En las casi dos semanas que llevo aquí, he visto unas cuantas pelis. Éstas:

“Brave (Indomable)” de Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell es una película de animación cuya protagonista es una princesa escocesa, pelirroja y rebelde, que quiere decidir su propio destino y no rendirse a lo que en teoría le toca por ser quien es. Hábil con el arco y hermana de unos trillizos terriblemente traviesos, un deseo que le pide a una bruja acaba teniendo un efecto inesperado en su familia, que deberá intentar solucionar. Es una película divertida, entretenida, simpática y que engancha. Me pareció graciosa y visualmente interesante. Y la bando sonora me gustó mucho, mucho: es obra de Patrick Doyle, uno de mis compositores de música de cine favoritos. Tengo que conseguirla.

“Los chicos están bien” de Lisa Cholodenko es una película que hace mucho tiempo que quería ver, pero nunca encontraba el momento. Es la historia de unos hermanos, hijos de una pareja de lesbianas, que se ponen en contacto con el donante de esperma que permitió que fueran engendrados (Mark Ruffalo, un tipo que me parece muy, muy pero que muy interesante). La llegada del padre desconocido a sus vidas provocará una alteración en la hasta entonces familia casi perfecta que ninguno esperaba. Me ha parecido una película genial. Me ha gustado como se centra en las relaciones familiares, sin caer en tópicos absurdos sobre la homosexualidad de las madres protagonistas. Me ha entretenido y me ha divertido, aunque ni el final me ha convencido mucho ni he encontrado un mensaje final en la historia. Pero igual es que no tenía mensaje fina… ¿He dicho ya que Mark Ruffalo me parece muy intersante? Hmmm.

“Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia!” de Todd Phillips es la segunda parte de “Resacón en Las Vegas”. Y poco más puedo decir. Me puse a verla porque necesitaba algo tonto y entretenido mientras tejía (como novedad, en este viaje me he traído agujas y lana, para avanzar en un proyecto que tenía empezado desde antes de verano), porque aunque puedo (más o menos) tejer y ver la tele o películas a la vez, tienen que ser historias muy ligeritas, que no me quiten la concentración en la lana (porque aún soy muy principiante). La peli es la historia de esas de juerga y locura que se espera, nada destacable, aunque creo recordar que me gustó más la primera. Eso sí, Bradley Cooper no es que sea guapo, es mucho más que eso. Qué hombre. Y también me gusta mucho Justin Bartha, aunque casi no sale (y es el personaje masculino más majo porque no se mete en líos).


Admito que era un poco reticente de ver “New York, I love you” de varios directores. No estoy muy por la labor de ver/leer historias de temas amorosos últimamente y me daba un poco de coraje pensar que me encontraría una cosa moña, ñoña y sentimentaloide. Pero no, para nada. Sí, son varias historias de amor en la ciudad de Nueva York, pero son historias muy variadas, de amores muy diferentes, curiosos, sugerentes y hasta extraños. Me ha encantado. Y también me ha encantado que, a pesar de ser episodios independientes dirigidos de manera independiente, los han juntado de manera muy natural, haciendo que las distintas historias fluyan casi lógicamente, sin cortes abruptos entre ellas, sin tener la sensación de que estás viendo varios capítulos aislados pegados con cola entre ellos. Fabulosa. Todos los actores están que se salen, magníficos, incluso en las historias más sencillas. Me han gustado mucho todas, pero tal vez destacaría la última, la de los ancianos. Y entre los actores tengo que destacar a Shia LaBeouf que aunque no sea mi actor favorito de los que salen (me he vuelto a encontrar con Bradley Cooper y Justin Bartha, y hasta está Orlando Bloom), su interpretación me ha dejado pasmada, con una mirada limpia, clara y triste que dice tanto…

Con “Spanish movie” de Javier Ruiz Caldera me pasó un poco como con “Resacón 2”, quería tejer y necesitaba algo que me acompañara, sin que fuera nada serio. Refrito en clave de humor de algunas películas españolas de éxito de los últimos tiempos. Según la veía pensaba que me sonaba todo mucho, así que creo que ya la había visto, aunque no acabo de recordar cuándo. En fin, nada especial, tonterías entrelazadas, entretenida sin más, pero un complemento perfecto a mis sesiones con dos agujas. Y creo que se han acabado las pelis chorras en este viaje, porque me he quedado sin lana…

viernes, 30 de agosto de 2013

Ciencia ficción versus terror y sustos

Me gusta la literatura de ciencia ficción. Mucho. He leído bastante ciencia ficción, tanto siendo adolescente (fui hiperfan de “La trilogía de los trípodes” de John Christopher que releí hace 5 años) como ya de adulta. HG Wells, Ray Bradbury, Aldous Huxley, George Orwell, Stanislav Lem, Philip K. Dick son autores que he leído (y seguramente varios más que no recuerdo ahora). En cambio, con el cine de ciencia ficción me pasa una cosa: como ya sugerí el otro día, tengo la sensación que en los últimos tiempos, deriva demasiado hacia el cine de terror, o al menos al cine de “sustos”.

Para mí, el terror es una cosa y la ciencia-ficción es otra. Sí, que los extraterrestres invadan la tierra no deja de ser terrorífico, pero eso no implica que una invasión extraterrestre se convierta en una historia de sobresaltos continuos, de agobio, de angustia por cuándo vendrá el siguiente susto. Creo que la ciencia-ficción me resulta mucho más interesante cuando reflexiona, cuando por ejemplo, en el caso concreto de la invasión de extraterrestres, se plantea quiénes son, de dónde vienen, a qué vienen y (sobre todo) cómo diantres podemos librarnos de ellos.

Aquí hay claras diferencias entre cine y literatura: en literatura, el concepto de terror es mucho más relativo. Pueden darte miedo historias de fantasmas o zombies, incluso de extraterrestres, pero nada es comparable con el terror en la pantalla grande. Y más que con el terror, con el miedo, con los sustos.

En los últimos tiempos, el cine (sobre todo Hollywood) convierte en cine de terror cualquier historia de ciencia ficción. Vayamos a cualquier listado de mejores películas de ciencia ficción, por ejemplo éste o éste.

Entre las películas que he visto, hay muchas de ciencia-ficción interesantes (y hasta divertidas, pero nunca terroríficas) de antes del año 2000: “Gattaca”, “Regreso al futuro”, “La guerra de las galaxias”, “Blade Runner”, “ET”, “Terminator”, “Abyss” y “Esfera” (la misma historia contada dos veces), “Contact” y un largo etcétera. Pero las películas más recientes de ciencia-ficción me dan miedo: “Señales del futuro”, “La guerra de los mundos” o “Señales” son ejemplos en los que lo he pasado bastante mal. Vale, en el pasado también había películas de ciencia-ficción terroríficas (“Alien”, que no he visto nunca ni pienso ver o “La invasión de los ladrones de cuerpos” que vi de niña y me aterrorizó) y también hay historias de ciencia ficción recientes que no dan miedo (“Hijos de los hombres”, “Avatar” o “In time”), pero tengo la sensación que hoy en día se asume que cualquier historia no realista, cualquier historia de ciencia ficción se debe convertir en una peli que da miedo. Lo vi claramente después de ver la versión antigua de “La guerra de los mundos” que me pareció amena e interesante, intrigante y con las dosis adecuadas de tensión, en comparación con la versión moderna de Spielberg, de la que sólo recuerdo que pasé “mucho susto”.

Y no hablemos ya de historias de fantasmas o de zombis. Por ejemplo, a mí “Los otros” me encantó como historia, igual que “El orfanato”, pero pasé tanto, tanto miedo con ambas que no las pienso volver a ver. También pasé mucho miedo con “Dragonfly” (sí, soy una miedica) y a las historias de zombies ni me acerco, y eso que me parecen una temática muy interesante. Pienso leerme “Guerra Mundial Z”, pero no veré la película ni de coña.

Resumiendo, me gusta la ciencia-ficción y soy muy miedica. Así que productores de Hollywood, por favor, haced películas de invasiones extraterrestres, de futuros inciertos, de fantasmas o de zombies, pero haced alguna sin sustos innecesarios, que a mí no me aportan nada.

En la foto, una gaviota el otro día en Cudillero, Asturias. No tiene nada que ver con la entrada, pero es una foto que me gusta y el otro día no colgué.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Varias pelis

Hoy toca escribir sobre varias películas que he visto en los últimos tiempos.

Vi por primera vez “Alas de mariposa” de Juanma Bajo Ulloa hace bastantes años y me encantó. Como no la recordaba demasiado, la volví a ver el otro día y me volvió a gustar mucho, tal vez no tanto como la primera vez, pero sí que me impactó como entonces. Es una historia tan fascinante como terrorífica: la obsesión de una madre por dar un hijo varón a su esposo (algo de lo que éste pasa olímpicamente) y como esa obsesión afecta a la primera hija de la pareja y a toda la familia. Dura y terrorífica, sí, pero vale la pena verla, mucho. Ojalá JB Ulloa hiciera más cine.

“La guerra de los mundos” de Byron Haskin es la adaptación de 1953 de la novela de H.G. Wells. Leí la novela hace tiempo y me encantó. También vi la versión de cine de 2005 de Steven Spielberg protagonizada por Tom Cruise y me dio mucho miedo, por eso sentía curiosidad por ver la versión antigua. La historia ya es conocida: extraterrestres llegan a la tierra con fines poco amistosos. Sin embargo, hay muchas diferencias en esta versión respecto al libro y también respecto a la versión de 2005. La principal, para mí, es que ésta es una película de ciencia-ficción, mientras que la de Spielberg me parece un film casi de terror (algún día hablaré sobre esa desviación que hace la ciencia-ficción hacia el terror en los últimos tiempos). Esta versión de 1953 me parece curiosa, con efectos especiales propios de la época, nada espectaculares pero sí dignos. Ah, y su protagonista, Gene Barry, me parece mucho más interesante que Tom Cruise. Y por lo visto apareció en la versión de 2005 (cosas como ésta hacen que adore irremediablemente a Spielberg).


No recuerdo si había visto ya “La chica de rosa” de Howard Deutch. Supongo que sí, porque es una de las comedias románticas más famosas de finales de los 80. Es la historia de una jovencita (Molly Ringwald) que se enamora de un niño bien (Andrew McCarthy), con todos los problemas que eso les conlleva. La típica tontería de finales de los ochenta que hacía las delicias de los adolescentes, así que no hay que esperar mucho más de lo que hay. Me encantó ver a Andrew McCarthy (me encanta) tan jovencito, y también a James Spader y a Jon Cryer (uno de los protagonistas de “Dos hombres y medio”). Entretenida para una tarde tonta.

Cuando volví de Dublín y Belfast, me hice un listado de películas rodadas por esas tierras o sobre la historia de Irlanda y entre ellas estaba “El viento que agita la cebada” de Ken Loach, protagonizada por Cillian Murphy (un tipo que me parece muy, muy turbador, y que me encantó en “In Time”). El otro día la hicieron por la tele, así que aproveché para verla. Es la historia de un joven médico irlandés que decide abandonar su carrera para combatir contra las tropas británicas en los años 20, luchando por la independencia de Irlanda. Me gustan estas historias con trasfondo histórico, en las que ves cómo la Historia afecta las vidas de la gente y cómo la gente interviene en la Historia. Es una historia dura, amarga, pero muy bien contada (ganó la Palma de Oro en Cannes), que muestra lo que la gente es capaz de hacer por sus ideales, por sus derechos y por sus principios, por encima incluso de sus propios sentimientos. Este tipo de historias me parecen muy difíciles, muy dura, pero la verdad es que la película vale la pena.




lunes, 12 de agosto de 2013

"Hotel Rwanda" de Terry George

El otro día pensaba en esta película que vi hace unos meses y me di cuenta que no la había comentado por aquí. Y aunque quiero escribir sobre otras que he visto estos días, creo que ésta se merece una entrada propia.

Había oído hablar mucho de esta película, pero es de esas historias de las que tanto te hablan que al final te da hasta pereza verla. Encima, la temática no me atraía demasiado: historias tan reales y duras me suelen venir demasiado grandes y no siempre encuentro el momento de asumirlas. Y mira tú por dónde que me gustó, qué digo, me encantó, y mucho.

La película, protagonizada por Don Cheadle, al que había visto no mucho antes en “The Guard”, narra la matanza de tutsis de 1994 en Ruanda desde el punto de vista de un director de hotel hutu, casado con una tutsi. Gracias a él, el Hotel Rwanda del título se convierte en un refugio para cientos de vecinos tutsis, que intentan salvarse de la matanza.

Tengo algunos recuerdos borrosos de aquella matanza. Por aquel entonces yo era una adolescente que iba a clase a un colegio religioso y recuerdo que nos contaban historias de misioneras que vivían en África. Recuerdo a una chica, que creo que no era religiosa, que vino a hablarnos de este tema después de haber estado allí, pero apenas no recuerdo nada de todo aquello. Recuerdo bien las palabras “hutus” y “tutsis” pero también recuerdo con cierto hastío todo lo que se contaba del continente africano con un pensamiento eurocentrista del “siempre están igual”. África para mí era entonces (y sigue siendo en parte) un continente lejano y extraño, peligroso como sólo son peligrosas las cosas desconocidas, con una historia extraña, casi incomprensible. Con los años y, sobre todo después de mis dos visitas a esa África para principiantes que es Swakopmund en Namibia, veo África de otra manera, entiendo más su historia, sus gentes y he leído mucho más sobre este continente tan sorprendente como desconocido.

La película es impresionante. No sólo creo que está bien verla, sino que creo que hay que verla. No se corta un pelo en reflejar la típica actitud que los blancos han/hemos tenido (y creo que siguen teniendo/seguimos teniendo) con el continente negro: moláis, os queremos para lo que os necesitamos, pero si hay problemas, nos volvemos a nuestra casa y ya os las arreglaréis solitos. Creo que refleja también los problemas que hay en bastantes lugares de ese continente: entre tribus, entre grupos étnicos, entre sus gentes. Que al fin y al cabo no es tan diferente a lo que pasa en otros lugares, en Europa o en cualquier punto del globo: discriminar, herir, matar a tus propios iguales porque son diferentes en algo (color de piel, idioma, religión, orientación sexual), por culpa de una falta de respeto por el otro, una falta empatía general que es tan absurda como (lamentablemente) habitual.

Hay que verla. Y más de una vez. Para no olvidar lo peor de la raza humana. Para no olvidar lo mejor de la raza humana.

martes, 11 de junio de 2013

Pelis


Aprovechando que estoy en tierra, publico una entrada que tenía pendiente en la cabeza, sobre algunas películas que he visto en los últimos tiempos y que aún no había comentado.

Vi “La red social” de David Fincher en Namibia, pero en ese momento no me acordé de comentarla. Es la historia de facebook y su creador, Mark Zuckerberg. Me entretuvo mucho y me gustó bastante. Muestra los inicios de la idea y cómo se fue desarrollando y convirtiendo en el éxito que ha acabado siendo, aunque no deja en muy buen lugar a su creador. Sinceramente, no creo que le importe mucho, pero si la historia es tal y como la cuentan en la peli, este muchacho es un poco mala gente, por decirlo de alguna manera.

Hace un par de semanas vi en la tele una película muy recomendable, “El camino” de Emilio Estévez. La pillé ya empezada, lástima. Cuenta la historia de un padre (Martin Sheen) que viaja a Europa a recoger los restos de su hijo muerto cuando hacía el Camino de Santiago y decide continuar él mismo el Camino. Durante el viaje, conoce distintas partes de España y sus habitantes, así como a otros peregrinos con los que acaba haciendo el viaje: una canadiense que quiere dejar de fumar, un irlandés escritor totalmente bloqueado (el actor James Nesbitt, que ya vi en “Bloody Sunday”) y un holandés que quiere perder peso. Me gusto mucho, mucho esta peli. Yo nunca he hecho el Camino de Santiago, aunque tras ver esta peli me apetece mucho, muchísimo. La historia está muy bien, pero además muestra un respeto y de una manera tan natural, sencilla y realista todo lo que (dicen) rodea el camino que te dan eso, ganas de hacerlo.


Y, por último, la semana pasada vi “The lovely bones” de Peter Jackson en mitad del mar. Hace años leí el libro de Alice Sebold en el que se basa (“Desde mi cielo”). No recuerdo mucho del libro, sí que me pareció duro pero bonito, creo que lloré un poco y todo leyéndolo. La peli (también la pillé empezada) me gustó bastante, aunque creo que había un abuso de elementos oníricos, demasiados colores, flores, arbolitos y demás flipadas que no recuerdo tan exagerados en el libro. La protagonista, Saoirse Ronan, está que se sale, como siempre. Me encanta la energía que transmite.

Creo que tenía alguna peli más en el tintero, pero no me acuerdo cual… Es igual. Voy a buscar el cargador de mi mp3, que no lo encuentro…

lunes, 27 de mayo de 2013

“The Guard” de John Michael McDonagh

Ya conté por aquí que desde que volví de Dublín y Belfast me apetecer ver películas sobre Irlanda, Irlanda del Norte o rodadas allí. Hablando de este tema con una amiga, me recomendó ver “El irlandés” (“The Guard”); me dijo que era una película muy divertida y que me encantaría. Así que cuando vi que la re-estrenaban en CineCiutat, decidí que tenía que verla.

El protagonista (el actor Brendan Gleeson, el Ojo-Loco Moody de la saga Harry Potter) es un policía de una pequeña localidad de la costa oeste irlandesa, bastante peculiar, solitario y aficionado a las chicas de compañía (no sé si se puede escribir “put.s” en un blog), que se ve obligado a trabajar con un agente del FBI para investigar un asunto internacional de tráfico de drogas. La temática no es demasiado original, pero el desarrollo de la historia es realmente curioso, tanto la relación que se establece entre el policía y el agente como por la presencia de algunos secundarios que pululan por allí: la enferma madre del protagonista, un extraño niño que va siempre con un perro y una bici rosa o un joven aficionado a fotografiar los escenarios de crímenes (o a víctimas). Sin olvidar al grupo de traficantes, a cual más peculiar. Es una película que roza a veces incluso el absurdo, con momentos tan surrealistas que te hacen sonreír, pero con ciertas dosis de violencia que te hacen dudar si estás delante de un drama o de una comedia. A mí, honestamente, no me pareció divertidísima. Para nada. Sí que me pareció curiosa y divertida a ratos, surrealista e hiperrealista según el momento y admito que hubo momentos que me parecía que estaba viendo un western y no una película policíaca. Destila humor negro por los cuatro costados, pero no es divertidísima.

Pues eso, aunque no sea una comedia tronchante sí que me parece una película para ver, entretenida y con un puntito de mala leche muy de agradacer.

domingo, 26 de mayo de 2013

A currar, que es infinitivo

Éste ha sido mi último fin de semana libre en un mes. Por motivos que no vienen a cuento mañana me cojo libre, pero a partir del martes comienza un periplo de 32 días de trabajo continuo, sin un solo día libre en medio. Eso no sólo significa tener que trabajar los próximos 32 días, significa que tengo que madrugar durante todos y cada uno de esos 32 días, que no voy a poder hacer una siesta como la que he hecho hoy en esos 32 días, que mi ritmo de vida va cambiar significativamente en estos 32 días y que el tiempo para dedicar a las cosas que me gustan va a reducirse mucho durante estos 32 días. Glups.

Mis 32 días de trabajo se presentan así: 4 días en tierra, 9 días en el mar, 4 días en tierra y 15 días en el mar. Glups.

Ante esta situación de trabajo non-stop, he aprovechado al máximo este fin de semana: viernes noche al cine, sábado en el campo de paella con los colegas (con permiso de mi alergia) y domingo en la playa, a pesar del viento y las nubes. Y hoy he disfrutado del primer baño de la temporada: no era mi intención, pero ya que me mojo los pies, me mojo hasta las rodillas y ya que mojo hasta las rodillas, pues me mojo hasta la cintura y ya que me mojo hasta la cintura… pues nada, me tiro de cabeza y hago unos cuantos largos. También tengo que admitir que saber que no voy a tener oportunidad de pisar la playa en un mes me ha ayudado a sumergirme en el agua fresquita (aunque la verdad es que hacía casi más frío fuera que dentro).

Los días (y semanas) previos al trabajo en el mar (y todos los días de trabajo en el mar) son siempre días de peculiar estrés y agobio. Ya lo son cuando preparas una campaña oceanográfica, así que este año son aún más estresantes, porque preparamos dos. Mil y un detalles de los que estar pendientes, mil y un quebraderos de cabezas y mil y una cosas que, si pueden salir mal, saldrán mal. Siempre es igual: material que no llega cuando toca, gente que se da de baja en el último momento, problemas técnicos con los que no contabas,… Y luego, estando a bordo, mil y un problemas que surgen en el día a día: nos quedamos sin agua mineral, gente que no se lleva bien, equipos que se rompen o dejan de funcionar, cansancio acumulado,… Yo cada año me agobio, me estreso y pierdo un poco (bastante) el sueño. Y luego, al final, todo sale bien. Siempre. O casi siempre. Así que este año, ante el doble estrés, he decidido aplicar la teoría del personaje de Geoffrey Rush en “Shakespeare in love”, el empresario teatral Philip Henslowe: al final, todo sale siempre bien, aunque no se sabe cómo, es un misterio.

=========================== ALERTA: SPOILERS ===========================
================== Es decir, voy a destripar partes de una película ===================

Ejemplo 1:
 Henslowe, es acosado por unas deudas pendientes que pensaba saldar tras el estreno de una obra. Pero los teatros están cerrados por culpa de la peste, lo que enfurece a sus prestamistas: 
Fennyman: ¡Todos los teatros están cerrados por la plaga! […] ¿Qué hacemos?
Helslow: Nada. Curiosamente, todo saldrá bien.
Fennyman: ¿Cómo?
Henslowe: No lo sé. Es un misterio.
Y en ese momento, un mensajero anuncia que se vuelven a abrir los teatros.

Ejemplo 2:
El que ha de ser el narrador del estreno de “Romeo y Julieta” no para de tartamudear. El autor de la obra, Will(iam Shakespeare), está obviamente muy nervioso.
Will: Estamos perdidos.
Henslowe: No, todo saldrá bien.
Will: ¿Cómo?
Henslowe: No lo sé. Es un misterio.
Y en el momento del estreno, tras unos segundos de duda, el narrador recita su parte perfectamente.

Ejemplo 3:
Al actor que debe representar a Julieta le ha cambiado la voz y se ha vuelto demasiado grave para poder representar a una joven virginal.
Henslowe: ¿Otro pequeño problema?
Will: ¿Qué hacemos ahora?
Henslowe: El espectáculo debe... ya sabes.
Will: Continuar (*)
Henslowe: Julieta no aparece hasta la página veinte. Todo saldrá bien.
Will: ¿Cómo?
Henslowe: No lo sé. Es un misterio.
Y la amada de Will aparece en el último momento para interpretar el personaje de Julieta.

[Los diálogos son una traducción libre del guión en inglés, que podéis encontrar aquí. (*) El (intraducible) original es un claro guiño a Queen:
Henslowe: The show must… you know.Will: Go on.]

Lo dicho. Se presentan días duros y de estrés. Pero, al final, todo saldrá bien, aunque no sé cómo. Es un misterio.

En la foto, las paellas de ayer. No las hice yo, pero sí que las comí. Deliciosas.

lunes, 20 de mayo de 2013

De velada con Joseph

El sábado pasado, estuve de velada con Joseph, tal y como ponía en las entradas que aparecen aquí al lado. De velada con Joseph Fiennes. Flipante, ¿verdad? Bueno, para mí sí que lo fue.

El evento estaba organizado por CineCiutat. CineCiutat es un proyecto que surgió a raíz del cierre del único cine íntegro en versión original en mi ciudad, el cine Renoir. Tras el cierre, un grupo de ciudadanos amantes del cine creó la asociación XarxaCinema que realizó las gestiones para mantener el cine abierto con el nombre CineCiutat. Ahora es un cine gestionado por (y para) ciudadanos, sin ánimo de lucro, con las entradas más baratas de toda la isla y con una oferta de películas difícil de encontrar en otros cines (más información, aquí). Además de ofrecer películas, organizan eventos como éste.


Con la excusa de celebrar los 15 (¡¡quince!!) años de “Shakespeare in love”, la noche empezó con la proyección de esta película de John Madden. Vi esta película en el cine en su momento y recuerdo que me gustó mucho. No sé si la había vuelto a ver desde entonces, pero volver a verla (esta vez en versión original) me encantó. Es una película que ganó varios Óscars, protagonizada por Joseph Fiennes y Gwyneth Paltrow, además de muchos otros actores maravillosos (como Geoffrey Rush, Colin Firth, Judi Dench, Imelda Staunton, Rupert Everett, Ben Affleck y muchos de esos estupendos secundarios de los que conoces la cara pero no el nombre, como el señor Carson de “Dowton Abbey”). Cuenta la historia de un joven William Shakespeare, sin dinero ni inspiración, y de su amor hacia una joven aristócrata Viola de Lesseps, que a su vez admira el trabajo de Shakespeare. Su historia de amor se entrelaza con la escritura de una de las obras más famosas de Shakespeare, “Romeo y Julieta”. Le peli genial, como la recordaba. Me gusta todo de esta peli: sus actores, su ambientación, su banda sonora. Es genial.

Y después de la peli, apareció Joseph Fiennes. Sobre Joseph Fiennes tengo que decir dos cosas: (1) siempre he sido más fan de su hermano Ralph que de él y (2) después de la velada del sábado, ya no estoy tan segura de la afirmación nº1. Porque fue un coloquio muy agradable: la gente iba haciéndole preguntas y él contestando amablemente, con alguna broma por en medio. Me pareció un artista, no una estrella. Se nota que es un actor por vocación y por pasión, que ama y disfruta de lo que hace, y que lleva la creatividad en las venas. Se nota también su amor hacia la interpretación en general y el teatro en particular. Y por su familia. Debo admitir que me lo imaginaba un poco más “estrella”, aunque ya sabía que viene del teatro y que tiene un gran pasado en las tablas inglesas interpretando muchas obras de Shakespeare, pero también ha protagonizado películas muy famosas y algo de televisión. A mí me encantaba “Flashforward”, pero creo que no le sacaron todo el partido que la historia tenía. Y ahora está en "American Horror Story", que no voy a ver ni loca, porque soy muy (pero que muy, muy) miedica. Total, me lo imaginaba un poco más engreído, más estrellita, pero no, me pareció un profesional como la copa de un pino, inteligente, agradable y muy guapo (¡qué ojos! ¡qué pestañas!).

Una velada muy agradable, deliciosa, como la peli. Podéis oír aquí el coloquio. Y para rematar la noche, una foto con él, su autógrafo (en mi agenda y con mi lápiz del Titanic Belfast –improvisación total-) y un corto intercambio de palabras (algún día contaré la vergüenza innata de mi hermana la gafapasta delante de famosos –y no tan famosos-. Su conversación con él el sábado fue exactamente así:”Hello”, dijo ella. “Hola”, contestó él. ¡Jajajaja! Yo no, yo hablé más, pero yo soy muy habladora siempre).

Resumiendo: genial, genial, genial.









miércoles, 8 de mayo de 2013

Mucho cine (incluido cine aéreo III)

Una de las cosas que más me han gustado de mi viaje a Namibia es que he leído mucho y he visto muchas películas. Aunque son dos cosas que me gusta hacer mucho, mucho, normalmente no le dedico todo el tiempo que quisiera (o debiera). Siempre hay algo más que hacer y, sinceramente, dedicarme a hacer lo que me gusta a veces me hace sentir culpable (esto es fruto de miles de años dedicando mi tiempo libre a la ciencia, claro).

Además de ir un día al cine en Swakopmund y las dos películas que vi en el vuelo de ida, vi dos más allí y otras dos en el vuelo de vuelta.

Mi viaje a Dublín, Belfast y alrededores en febrero me despertó el interés por el conflicto de Irlanda del Norte y por cualquier cosa en general relacionada con Irlanda, incluidas pelis sobre el conflicto o simplemente pelis rodadas en tierras irlandesas-norirlandesas. Por eso vi “Bloody Sunday”, una película de Paul Greengrass, que narra los sucesos ocurridos el 30 de enero de 1972 (justo 3 años antes de que naciera mi hermana la gafapasta), cuando soldados británicos dispararon contra civiles que participaban en una marcha en Derry (o Londonderry, según quién hable, en Irlanda del Norte). Es lo que se conoce como Domingo Sangriento y que tan bien lo cantan U2 en su canción “Sunday, bloody Sunday”, que aparece en la banda sonora de la película. Una canción brutal, con tal fuerza que impacta antes incluso de saber de qué va, como me pasó a mí en su día. Me gustó mucho la película. Conocía la historia, leí mucho en su momento cuando descubrí la canción de U2 y volvía a leer sobre ella en los alrededores del viaje a Belfast, así que no me sorprendió casi nada la historia. Pero me parece una gran película, me encantó: cuenta de forma amena una historia durísima, unos acontecimientos muy trágicos, pero en ningún momento resulta una película desagradable, sí tal vez un poco incómoda, pero necesaria. Una frase, de un soldado británico, me impactó mucho “Hay tres muertos –a posteriori serían 14-, debe buscar alguna justificación”. Dos cosas curiosas: durante la película, en un cine proyectan una peli que se llama “Sunday bloody Sunday” y al final, dicen que ninguno de los soldados implicados en la matanza fue “sacrificado”, cuando en inglés aparece escrito claramente “disciplined”. Un error de traducción escalofriante para una historia como ésta.



“La joven Jane Austen” de Julian Jarrold me hizo gracia. El principio me gustó bastante, pero si sabes algo de la vida de Jane Austen (yo he leído todas o casi todas sus novelas y algo de su vida también conocía), ya sabes cómo va a acabar. Curiosamente, al contrario que con la película anterior, aquí sí que me influyó (y mucho) lo que sabía previamente de la historia. Una película maja, entretenida. Además, Anne Hathaway me encanta y el actor protagonista, James McAvoy, tiene un no-sé-qué que me parece interesantísimo.

Estas dos las vi en tierra. Las dos siguientes las vi en el avión de vuelta. Bueno, vi una por la noche y medio vi otra por la mañana. Como creo que ya he mencionado alguna vez por aquí, ver pelis a la hora del desayuno es raro y ahora recuerdo por qué: porque, en general, no te da tiempo a verla acabar.



Mi hermana la gafapasta es hiper-fan de "Los Miserables". Vio el musical cuando estuvimos en Barcelona hace más de un año, vio la peli de Tom Hooper cuando la estrenaron (e incumplió su promesa de llevármela a ver a mí, porque no pude el día que ella fue) y tiene la banda sonora. Así que me dije, “habrá que verla”. Me daba un poco de vértigo: versión original sin subtítulos y toda la película cantada. Tuve miedo de no enterarme de nada. Pero no. La historia es tan robusta, tan directa, la película tan bien hecha, tan impactante, las interpretaciones tan acertadas, que no necesitas saber el idioma para entenderla. Aunque debo admitir que: 1. Entendí mucho más de las letras de lo que creía y 2. Hubo un pequeño trozo que no tenía claro y mi hermana me lo tuvo que explicar después. Ah, y un descubrimiento Aaron Tveit. Qué chico taaaaaan mono. Me sonaba, por lo visto de Gossip Girl, aunque no recuerdo su personaje. Para nada. Total, una peli genial, me encantó, muy emocionante y amena. Es cierto que Russell Crowe está un poco justito, pero todos los actores están estupendos. ¿He dicho que me encanta Anne Hathaway? Y Hugh Jackman no es que me encante, ¡es lo siguiente!


Vi “The Guilt Trip” de Anne Fletcher después de dormir bastante poco durante todo el vuelo y me esperaba una comedia chorra, chorra. Pero es un poco más que eso. Sí, es una comedia sin pretensiones, pero Barbra Streisand es genial, me encanta, y Seth Rogen me cae estupendamente. Me lo pasé bien, me entretuvo a la hora del desayuno y, estos días, he sentido la necesidad de acabar de verla. Buena señal, ¿no? Es entretenida y graciosa, nada pretenciosa ni un gran peliculón, pero se deja ver.

viernes, 3 de mayo de 2013

“Beautiful Creatures” de Richard LaGravenese


Hacía tiempo que no iba al cine, un par de meses, creo. Y me parece increíble que me haya tenido que venir hasta Namibia para volver a ir. Así son las cosas. La cuestión es que el día 1 de mayo fue fiesta aquí también. Y después de un día de paseo por un par de tiendas, elegir mi librería favorita de Swakopmund, una comida en un chiringuito junto a la playa (perdón, en EL chiringuito en el que, por cierto, perdí gran parte de mi amada tobillera cretense) y un paseo a la orilla del mar, con un sol estupendo y un calor apabullante (eso sí, el Atlántico frío, frío), decidimos pasar la tarde-noche en uno de los dos cines de la ciudad.

No sabía ni de qué iba “Beautiful Creatures”, pero salía Jeremy Irons y Emma Thompson, así que no podía estar mal. Pues resulta que es una peli para adolescentes, de esas que te chiflan a los 15 años, pero que a los 35… bueno, a los 35 te entretienen. La peli cuenta la historia de Ethan, un adolescente que lleva una vida tranquila en pueblecito americano hasta que conoce a Lena, una chica misteriosa con la que ha soñado reiteradamente. Así que es una historia de amor adolescente, de brujería, de magia buena y magia mala, y de adultos que no hacen más que sobreactuar, lo que te hace pensar que no se toman la peli demasiado en serio. Lo cual, en realidad, no es nada malo.

Ya lo he dicho, ésta es una película para adolescentes, que resulta entretenida para adultos, pero no mucho más. Por lo visto, está basada en una serie de libros para adolescentes por lo que intuyo que habrá sucesivas entregas. Supongo que las acabaré viendo, si es que las llegan a rodar. Si te pones a pensarla en serio, cojea por muchos, muchos lados. Pero bueno, no me voy a quejar. Fui al cine en Namibia y me comí un chupachups gigante. Ah, y vi la peli en versión original, claro, y sin subtítulos ni nada, así a pelo. Al principio estaba un poco acojonada, lo admito, pero creo que entendí bien la historia. Eso sí, a ratos es frustrante cuando todo el cine se ríe menos tú… pero bueno, algún chiste sí que llegué a pillar también. Mola esto de ir al cine en países extranjeros. Creo que nunca lo había hecho.

lunes, 22 de abril de 2013

Cine aéreo (II)

 Aunque el de hace dos días fue “sólo” mi tercer viaje de larga distancia, me he convertido en una experta en el tema. No en vano, lo de coger aviones ya forma parte de mi  día a día y, después de los dos vuelos largos de diciembre, he creado un kit de productos indispensables para un viaje largo (algún día debería compartir mi sabiduría aérea…) y he perfeccionado mi técnica para disfrutar del mismo.

Soy capaz de dormirme en un avión antes de que despegue, así que para aprovechar al máximo las horas en las que estoy despierta en este tipo de viajes, me he dado cuenta de que lo imprescindible es escoger la película que quieres ver rápido, empezar a verla antes del despegue y así poder ver una segunda película antes de dormir. Porque yo duermo, más o menos bien dependiendo del vuelo y de la cercanía de la gente a mi alrededor, pero sí, duermo. Y porque por las mañanas, se me hace raro ver una peli mientras reparten el desayuno: las pelis son para la tarde o la noche. Para el desayuno… como mucho alguna serie. Esta vez dudé entre cuatro películas, pero poco rato. Enseguida, escogí estas dos:

“Bestias del sur salvaje” de Benh Zeitlin. Había oído maravillas de esta película. Y cuando vas con esas grandes expectativas, no siempre se cumplen. Es la historia de una niña de 6 años que vive con su padre en una comunidad bayou (los antiguos meandros de un río) con el permanente peligro de inundación de sus casas. La protagonista es una niña independiente a pesar de su corta edad, preocupada por la posibilidad de que el hielo de los polos se deshaga lo que no sólo aumentaría el nivel del mar (y por tanto, inundaría su comunidad) sino que descongelaría bestias atrapadas en el hielo desde tiempos inmemorables. Yo no sé si no entendí la peli, mi inglés es peor de lo que pensaba o esperaba otra cosa. O igual es un poco de todo. Me pareció una historia de una crudeza descarnada, dura pero con toques de ternura, mucha hermosura y cariño, pero no acabé de entender el toque pseudo-fantástico que tenía. Quiero decir, me encanta la ciencia ficción y la fantasía, pero esa mezcla de abrumadora realidad y fantasía mágica me dejó un poco descolocada. Si la historia no hubiera tenido esos toques casi oníricos me hubiera parecido un dramón. Con esos toques, me ha confundido. ¿Eran metáforas? ¿Realmente lo que estaba pasando, los monstruos congelados en hielos antárticos eran reales? No sé, me confundió, mucho. Tal vez es porque no era lo que esperaba (aunque no tenía ni idea de qué iba). Me encantaría decir que es la maravilla de la que todos hablas, que es pura magia, pero a mí me faltó algo para que fuera así. Está bien y no es que no sea recomendable, pero ese contraste entre la dureza de la realidad y la ingenuidad de la fantasía me pareció innecesaria. Creo que la siguiente vez que la vea, me gustará más. Y la cría está que se sale.

Después de ver esta peli, decidí ir a lo seguro: había un par de otras que me parecían interesantes, pero era hora de cenar y de dormir en mi asiento 68G, así que necesitaba algo sin pretensiones ni sorpresas de ningún tipo. Así que la segunda parte de “Amanecer” de la saga “Crepúsculo” me pareció genial. No la vi en su día en el cine porque todas mis amigas petardas la fueron a ver estando yo de viaje (qué raro, ¿no?) y como soy súper fan (sí, ¿y qué?) de la serie, me alegré de poder ver por fin el final. Me encantó, me lo pasé pipa, me divertí y tuve lo que esperaba: vampiros que van por ahí con pinta de interesantes, lobos con gran corazón, un poco de intriga, alguna lucha y el cierre de la saga como tenía que cerrarse. Bueno, esta vez sí que tuve lo que esperaba: entretenimiento puro y duro. Aunque creo que como película independiente del resto es un poco floja: realmente las dos de Amanecer son una película que han partido en dos. A esta última le falta algo de integridad, incluso algunos personajes quedan un poco sosillos (como el lobo), a pesar de que el final de la primera parte prometía más. Como siempre, a la pregunta hipotética que podrían hacerme alguien de si prefiero al vampiro o al lobo, yo respondería lo de siempre: al padre del vampiro. Sin dudar.
A ver si a la vuelta tengo tanta suerte y veo otras dos pelis. Ya veremos.

martes, 2 de abril de 2013

“¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick

Desde que vi la película “Blade Runner” por primera vez hace muchos años, sentí ganas de leer la novela en la que basa. Y por fin la he leído.

Lo que siempre me había sorprendido de esta novela es su título, esa referencia a ovejas eléctricas: no tenía ni idea a qué se refería. Supongo que por eso me atraía aún más leerla. Ahora ya lo entiendo.

La novela en la que se basa “Blade Runner” se parece poco a “Blade Runner”. Aunque realmente debería decir lo contrario: la película se parece poco a la novela en la que se basa.

“¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” se desarrolla en una época posterior a una guerra nuclear que ha provocado que todo el planeta esté recubierto de polvo radiactivo, que la mayoría de los animales haya muerto y que lo normal en los humanos es emigrar a colonias externas. El hombre es capaz de crear androides (llamados a veces “andrillos” de forma despectiva) cuya función es servirles en esas colonias. También crea animales eléctricos, sustitutos de los reales que apenas existen y son inmensamente caros. Eso sí, tener un animal está bien visto, es una señal de elevada posición social. Un animal real, claro.

La presencia de androides en la Tierra está prohibida y hay policías especializados en acabar con ellos, los cazadores de bonificaciones. Rick Deckard es uno de ellos. Deckard tiene una oveja en el tejado de su casa. Una oveja eléctrica. Deckard recibe el encargo de acabar con varios Nexus 6, que han llegado a la Tierra. Pero distinguir un androide de un humano es muy difícil. Hay varias maneras, aunque la más sencilla es el test de empatía de Voigt-Kampff, que mide la reacción del sujeto analizado a varias preguntas. En función del tipo de respuesta se sabe si un ser es androide o humano: los androides son incapaces de sentir empatía.

Pero en la novela hay mucho más. Hay una extraña religión que siguen los humanos (el Mercerismo), un programa en televisión y radio que dura 23 horas al día, con el mismo presentador, aparatos que controlan las emociones de los humanos que los usan.

Me ha resultado muy curiosa esta historia. Sí, la conocía de antemano, pero había cosas totalmente nuevas para mí, curiosas y hasta sorprendentes. Incluso decepcionantes, como los androides que tiene que liquidar Deckard: bastante más descafeinados que la película. Pero también es cierto que la novela plantea muchas cosas que no aparecen en la película o que en ella sólo aparecen de manera superficial: el mercerismo, la relación humanos-animales, la relación humanos-androides, el límite entre lo natural y lo artificial, entre lo normal y lo anormal, la decadencia, la esperanza, la capacidad de empatía, de superar las situaciones y el dolor.

Inevitablemente, he vuelto a ver la película después de acabar el libro. La última vez que la vi fue hace más de cuatro años. Me gusta mucho “Blade Runner”, me gusta mucho la ciencia ficción y los actores personajes de la película son geniales. Igual que la escenografía, la fotografía y la (fabulosa) banda sonora. Es una adaptación muy, muy libre de la novela. Incluso el paisaje, el entorno es muy diferente entre novela y película. Eso no es bueno ni malo. Se parecen, pero no son lo mismo. Sí, se mantiene el personaje principal, pero incluso él es diferente. No sé, ha sido curioso leer la novela, igual que ha sido curioso volver a ver la película. Me gustaría ver la versión del director. Creo que hay algunos cambios significativos.

Recomendables. Libro y película.

sábado, 2 de marzo de 2013

“El lado bueno de las cosas” de David O. Russell

Este año no vi los Oscar. Ni los Goya. En el caso de los Goya, estaba por Belfast. Para los Oscar ya había vuelto, pero estaba recién aterrizada y al día siguiente trabajaba (contra mi voluntad), así que decidí dormir. Son pocas las veces que me he perdido los Oscar y, en los últimos años la tradición ha sido la misma: ir a casa de mi hermana y verlos allí. Es lo que tiene tener una hermana con Canal+.

Pero, como decía, este año no los vi. Así que sólo pude ver en diferido el momento maravilloso de Hugh Jackman levantándose a rescatar a Jennifer Lawrence de su caída. Ah, Hugh Jackman. Ese hombre.

Sólo había visto una de las pelis de los Oscar: “El lado bueno de las cosas”. La vi ya hace algunas semanas, antes del viaje. Es una peli extraña, curiosa. Primero porque te la venden como lo que no es: fui con unas amigas esperando ver una comedia romántica sin más pretensiones. O no entendí el tráiler, o me engañaron vilmente. Bueno, no es una comedia romántica, claro que no. Cuando la fui a ver, no recordaba que tenía nosécuántas nominaciones a los Oscar. Eso debería haberme dado una pista de que la peli era más que una comedia al uso.

Es una peli sobre un tipo que vuelve a casa de sus padres después de pasar una temporada en una institución mental. Le ingresaron por agredir al amante de su mujer y le diagnosticaron bipolar. Sus intenciones son volver a recuperar a su mujer y tratar de hacer una vida normal a pesar de su enfermedad, aunque pasa un tiempo hasta que la acepta. En su camino están sus padres, con sus propias neuras y problemas, y una vecina que también ha pasado por momentos duros y trata de seguir adelante con su vida.

Debo admitir que hubo ratos que lo pasé mal, muy mal. Es una película dura, sobre todo al principio, en la que el protagonista no quiere aceptar la realidad que le rodea, no sólo su enfermedad sino el hecho de que su mujer no quiera nada con él. También es dura por todos esos otros personajes que le acompañan, cada uno con sus propios problemas y complicaciones, cada uno intentando sobrevivir y tirar adelante en su vida. Luego la película da un giro y se vuelve típicamente americana, típicamente positiva y casi alegre. Normal, necesario. No están los tiempos tampoco para recrearnos en la negatividad y permitir que sigamos cayendo en el desánimo. No, señor.

Es una película recomendable. Está muy bien y vale la pena verla. No sé si se merece tantas nominaciones como las que ha tenido, probablemente sí, pero no he visto más pelis de Oscar, así que no puedo comparar. Repito, vale la pena. Pero que nadie espera la típica comedia romántica de Bradley Cooper (Dios, ¡qué guapo!). Es bastante más que eso.

domingo, 27 de enero de 2013

"Hijos de los hombres"



Vi la película “Hijos de los hombres” de Alfonso Cuarón, hace bastante tiempo. No recuerdo ni cómo ni dónde. Sé que en su día me impactó y gustó, pero apenas recordaba nada de ella, tan sólo algo del planteamiento inicial, pero poco más. Ni siquiera sabía que estaba basada en un libro, de PD James. Así, cuando descubrí que existía el libro, me lo leí.

La novela se sitúa en un futuro no muy lejano, en una Inglaterra sometida a una dictadura disfrazada de casi-democracia. El protagonista, Theo, es un profesor de Historia divorciado que escribe en su diario la amargura que siente por la realidad que vive: un mundo en el que la especie humana ha perdido la capacidad de reproducirse, en el que la generación más joven del planeta (los Omega) rondan los 25 años; en el que ya no hay niños; en el que la población envejece sin remedio; en el que los suicidios colectivos de ancianos son un ritual. Una realidad amarga que encuadra en la propia vida personal de Theo: él mismo mató accidentalmente a su hijo, cuando éste era sólo un niño. Theo es además el primo del dictador de Inglaterra, el Custodio. Y es a él, a Theo, al que se dirigen un grupo de insurgentes, los cinco Peces, cinco personas que quieren forzar que el custodio cambie algunas normas, algunas reglas con las que no están de acuerdo.

La historia me encantó. Me chifla el punto de partida tan brutal como claro: la especie humana se está extinguiendo y no sabemos por qué. Me gusta porque contrasta con las teorías esas que hablan del final del planeta debido a una catástrofe, a una destrucción masiva. Aquí el fin de los hombres se muestra de manera mucho más sutil, pero también mucho más cruel: la incapacidad total de reproducirse. Me ha gustado mucho el libro. Aunque el final no me acaba de convencer creo que es normal en este tipo de historias: el arranque es tan espectacular y novedoso, que es muy, muy difícil encontrar un final adecuado a la trama.

Después de leerla, tuve la necesidad de volver a ver la película de Alfonso Cuarón. Como he dicho antes, no la recordaba mucho. Pero en la novela había cosas que no me sonaban de nada de la película. Así que la volvía a ver. El planteamiento inicial es parecido: la especie humana es incapaz de procrear, pero en el caso de la película, toda la culpa se la echan a la infertilidad de las mujeres (¡ja!). El Custodio ni aparece, los Omega no son mencionados y los cinco Peces pasan de ser un grupo más o menos revolucionario y pacífico a ser un grupo de terroristas egocéntricos con ansias de sangre. Incluso Theo ya no es un profesor de Historia, sino un ex activista radical, y el personaje de su mujer pasa de mero secundario a ser una de las activistas terroristas. El personaje femenino clave de la historia (una embarazada, porque sí, en mitad del caos y la amargura, una mujer logra quedarse embarazada) no tiene nada que ver en la novela y en la película. Y el final también es muy, pero que muy diferente. Y tampoco me acaba de convencer. Pero a pesar de todos estos cambios, a pesar de tratarse de dos historias con el mismo origen y tantísimas diferencias, la película me parece sublime. Me encanta. Engancha, hechiza y emociona. Derrocha toda la amargura, tristeza, desespero y angustia del libro, toda su falta de esperanza, pero encima está rematada con unas dosis de violencia (ya desde la primera secuencia) que no existen en el libro y que, aunque a mí me sobran un poco, creo que ayuda a enmarcarla a un futuro cercano no tan lejano como quisiéramos pensar.

Valen mucho la pena. Tanto novela como película. Creo que debería leer más cosas de PD James. Ah, y en la peli sale Clive Owen. ¡Razón de más para verla!