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jueves, 12 de julio de 2018

"Mansfield Park" de Jane Austen

Creo que “Mansfield Park” es el único libro de Jane Austen que no me había leído aún, así que con la excusa de las tuiteras austenida, tocó leerlo. Vaya por delante que la planificación no está saliendo según lo planeado (a estas alturas, ya deberíamos haberlos leídos todos), pero oye, la cuestión es leer.

Creo también que “Mansfield Park” es el libro que menos me ha gustado de Jane Austen. No sé si es que me ha pillado en una época un poco desenganchada de la lectura, que iba predispuesta a odiar a Fanny Price por la influencia de Lady MG o que simplemente no me ha enganchado como esperaba. El principio se me hizo largo, pesado y confuso (me tuve que hacer un esquema de personajes, no sabía quién era quién); vamos, se me atragantó un poco. Pero llegó un día que decidí que no podía ser, que tenía que acabarlo, y poco a poco fui avanzando en la historia hasta conseguirlo.

La novela cuenta la historia de Fanny Price, una jovencita de origen humilde que se va a vivir con sus tíos económicamente mejor situados, Sir Thomas y Lady Bertram. Allí crece con sus cuatro primos, dos chicos y dos chicas. Se enamora perdida y secretamente de su primo Edmund y tiene que lidiar con el enamoramiento de éste hacia Mary Crawford y del hermano de esta, Henry, hacia ella. Henry previamente se ha dedicado a tontear con las primas de Fanny, Maria y Julia, aunque la primera está comprometida al señor Rushworth. El cuarto primo, Tom, es un pájaro de cuidado que se dedica a dilapidar la fortuna familiar. Hay otros secundarios por ahí, pero creo que ya es bastante complicado el tema.

La verdad es que vista así, la historia es divertida. Cierto que Fanny es un poco pava, sobre todo al principio y cierto que al principio se me hizo todo muy cuesta arriba y complicado, pero me alegro de haberla acabado de leer, vale la pena.

Nada más acabarla, vi la película, dirigida por Patricia Rozema y ¡madre mía! Igual estaba muy influenciada por la novela (pues claro), pero solo le encuentro “peros”. Para empezar, los actores me parecen mayores que los personajes a los que interpretan, pero mucho, sobre todo ellas, y eso hace que no me los crea. No los veo como jovencitos, sino como adultos hechos y derechos haciendo de jovencitos. La ambientación me ha confundido un poco o igual es que yo no entendí la novela: creía que los tíos eran ricos y me imaginaba una casa no sé, no Downton Abbey, pero sí algo más elegante. Que el aspecto abandonado y decadente de Mansfield Park en la película es fascinante, pero ese no es el Mansfield Park que describe el libro (o yo lo entendí todo mal). Tiene momentos que me parecen pedantes, cuando los personajes se quedan mirando al infinito mientras una voz en off (la de Fanny, porque esa es otra diferencia, en la película es Fanny la que cuenta la historia) nos cuenta cosas. Y los cambios de los personajes y la trama. Yo no he visto los personajes de la novela reflejados en la película. Sí, la película cuenta una historia con unos personajes, pero no es la historia que en la novela ni son los mismos personajes. Han borrado de un plumazo a William, el hermano de Fanny, que, a partir de un momento dado, es parte importante de la trama. Le dan mucha importancia desde el principio a Susan, una de las hermanas de Fanny que en el libró solo aparece hacia el final. Y convierte Lord Bertram, un tipo serio pero sensato en la novela, en un explotador y abusador de esclavos, en una trama que no existe en la novela y que no entiendo qué pinta ahí. O igual estaba y yo no entendí nada, de verdad. Lo único divertido ha sido descubrir a un jovencito Lord Grantham de “Downton Abbey” (Robert Crawley) haciendo del señor Rushworth.

Ahora toca “Emma”. He intentado empezar a leerlo estos días, pero creo que voy a esperar al otoño para leerlo, no me pega hacerlo en verano, no sé por qué.

domingo, 8 de abril de 2018

Una noche en Roma

Anoche vi una película italiana “La gran belleza” de Paolo Sorrentino porque se desarrollaba en Roma. La película no me gustó especialmente, aunque debo admitir que igual no le hice todo el caso que debiera, estaba entretenida en otras tonterías y yo solo quería ver Roma. Pero verla me ha hecho recordar esta entrada que escribí hace ya varios meses y que aún no había visto la luz. Así que aquí está.

Es diciembre y en mi viaje hacia las orillas orientales del Mar Negro, paso unas horas en Roma, una noche de escala. Una colega italiana me acoge en su casa, un piso alto, pequeño, muy acogedor, más allá del Vaticano y con ojos de buey cual ventanas, como si de un barco se tratara. Llego después de las siete de la tarde, tras dos aviones, un tren y un metro. Nos tomamos un vino blanco mientas nos ponemos al día y luego salimos. Tenemos planes para cenar, ambas con colegas que se encuentran en la ciudad en una reunión. Los conozco a todos, pero acabamos en dos grupos diferentes. Vamos al centro en motorino, con el sistema de motos público de la ciudad. He ido en moto por Roma. Flipo. Por el camino, vemos la basílica de San Pedro, el Castillo de Sant’Angelo, ruinas y columnas de los foros, el Capitolino al atravesar Piazza Venezia, la iglesia de Santa Maria la Maggiore. Me alucina recorrer Roma en moto y reconocer sus calles, saber en casi todo momento dónde estamos; me alucina conocer tan bien la ciudad.

En un momento del trayecto, paradas en un semáforo en rojo, ella se gira y me dice “I love this city”. “Me too”, grito desde atrás. Me encanta esta ciudad y en ese momento mágico, conociéndola desde una perspectiva diferente, me rindo definitivamente a sus pies.

Me encuentro con mis colegas, aún eufórica del viaje en moto y les propongo cenar en un sitio que conozco. Es un restaurante populoso en el que cené justo dos semanas antes, la noche de la estrella. Por el camino, reconozco una calle que una vez vi cubierta de nieve. Y el hotel en el que me alojé entonces. Nos alojamos, debería decir. Hoy chispea y hace frío, pero no nieva. Cenamos estupendamente, pero el frío hace mella en nosotros: las estufas de la terraza no son suficientes para calentar la noche. Caminamos hacia el Coliseo para entrar en calor. Lo fotografío por tercera vez en tres meses. No me canso de hacerlo. En la estación del metro, intento contactar con mi anfitriona para unirme al otro grupo, pero cuando lo logro, ya estoy de camino a su casa. Tengo frío y sueño, así que me retiro. Por el camino, intercambio mensajes que me hacen sonreír.

Llego a un barrio que horas antes me era totalmente desconocido y entro a una casa que no es mía. Me ducho, me pongo el pijama y se me ponen los pelos de punta al ver que el despertador sonará en menos de cinco horas. Poco después, oigo llegar a mi anfitriona pero soy incapaz de decir nada, el sueño puede conmigo.

Ay, Roma, soy tuya para siempre.

La foto es de esa noche, del Coliseo, claro, con una luna brillante, casi, casi llena.

lunes, 15 de febrero de 2016

Joan Dausà

Soy la última que se entera de todo, siempre. Cuando digo todo, me refiero a “todo”. Llego tarde a todos los cotilleos, a las últimas modas y a las noticias más actuales. No creo que sea despistada, pero debo serlo, porque no suelo enterarme de nada. O me entero tarde.

Eso me ha pasado con Joan Dausà, un músico que he descubierto hace poco, gracias a mi hermana la gafapasta. Lo descubrí yendo en su coche, cuando salió en el modo aleatorio de su reproducción una versión del “Quelqu'un m'a dit” de Carla Bruni.


Siempre me ha gustado esta canción. Nunca la he entendido, porque mi francés es limitadísimo y tampoco me he preocupado nunca de poner su letra en el traductor para enterarme. Pero me gustaba. Al oír esta versión en catalán y entender la letra, me entusiasmó. Mi hermana me descubrió a entonces a Joan Dausà, que además es el autor de la banda sonora de “Barcelona nit d’estiu”, una película que quise ver en su día y no vi. Así que me puse a buscar canciones de Joan Dausà y descubrí “Jo mai mai”, una canción que ha sido un superéxito desde 2012. Y, obviamente, yo ni me había enterado. La canción es maravillosa y el vídeo me gusta aún más.


Me volví del (penúltimo) viaje a Barcelona con el primer CD de Joan Dausà i els Tipus d’Interès, que se llama igual que la canción, regalo cortesía de mi hermana. Es un CD maravilloso, las canciones son todas grandes historias condensadas en pocos minutos. Me pareció muy cinematográfico, muy visual, aunque admito que algunas canciones me las tengo que saltar, porque me hacen llorar. Melancolía, tristeza. Todo eso tiene. Ahora lo llevo en el coche y no paro de escuchar el “Jo mai mai” (como buena sagitario tengo un puntito obsesivo). De hecho, es mi nueva unidad de medir el tiempo: de casa al curro hay tres “Jo mai mai”, del polideportivo donde voy a hacer deporte a casa hay dos “Jo mai mai”, de mi casa a casa de mi hermana la gafapasta hay… no, no, eso no lo he hecho. Cuarenta quilómetros de “Jo mai mai” son demasiados incluso para mí.



A raíz de mi último descubrimiento, por fin me decidí a ver “Barcelona nit d’estiu”, película inspirada en el “Jo mai mai”. La película cuanta seis historias de amor que tienen lugar en Barcelona una noche de verano marcada por la aparición de un cometa. Entre ellas está la historia del “Jo mai mai”, claro. Me gustó mucho la película, algunas historias me han gustado más que otras, pero me pareció tan encantadora como me esperaba. Ahora tengo que ver “Barcelona nit d’hivern”, en la que aparece mi amado Abel Folk. Seguro que me gusta.

Lo que más me joroba de haber descubierto ahora a Joan Bausà es que lo he hecho justo cuando ha decidido bajarse de los escenarios indefinidamente.

¿Qué os decía?

Siempre tarde.

Aquí podéis ver una entrevista de Joan Dausà después de anunciar su pausa (“Pararse para seguir”, la titulan). Está en catalán, pero creo que vale la pena verle los ojazos y todo lo que transmite (que no sé qué es, pero transmite).

viernes, 6 de noviembre de 2015

Fiesta del cine

No había sacado las acreditaciones para la Fiesta del cine porque, en estos días, yo no iba a estar en territorio nacional. Al final tuve que cancelar el viaje por motivos que no vienen a cuento y acabé acreditándome a última hora, para aprovechar el súperdescuento que la Fiesta del cine siempre es. Y creo que es la vez que mejor lo he aprovechado porque he ido al cine dos días de los tres que duraban los descuentos, lo que no está nada mal.

“El becario” de Nancy Meyers es una peli con protagonistas tan estupendos como Robert De Niro y Anne Hathaway. Me gustan mucho los dos, así que la película me tenía que gustar, inevitablemente. Es la historia de un jubilado que se apunta a un programa de becarios de la tercera edad en la empresa que dirige ella. Es una historia amable, agradable, divertida, con menos tópicos de lo que se podría esperar de una peli así. A ratos me reí mucho y a ratos me puse hasta un poco triste, porque en el fondo habla de cosas muy reales (y no siempre divertidas): la soledad de la gente mayor, la dificultad de compaginar vida profesional y vida personal, el inevitable paso del tiempo, la complejidad de las relaciones. Me gustó, vale la pena verla y me lo pasé bien. Por 2,90 €.

Tenía ganas de ver “Marte (The Martian)” de Ridley Scott, aunque también me angustiaba un poco que fuera una película… angustiosa, precisamente. El tema da para hacer sufrir mucho al espectador: una expedición a Marte tiene que ser evacuada en medio de una tormenta y deja atrás a un compañero, al que los demás creen muerto. Pero no está muerto y debe enfrentarse a vivir solo, en un entorno hostil como Marte y con provisiones y material limitado. Pensaba que me iba a pasar toda la peli sufriendo, porque una situación así es para sufrir, pero es una película maravillosa, la primera palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en ella es elegante. El planteamiento es muy elegante, la forma de contar la historia, el alejarse de lo obvio que podía haber sido hacer una película de terror cósmico, de angustia, casi agónica. Es una película elegante y visualmente muy bella, narrativamente súper correcta y que vale mucho, mucho la pena. La historia es genial, el libro en el que se basa debe de ser la repera, y creo que está muy bien plasmada en pantalla. Sí, seguro que se ha quedado mucha chicha en el camino, pero se intuyen muchas cosas, el guión está muy bien construido y la historia no se hace lenta, ni pesada, ni aburrida en ningún momento. Ni angustiosa. Eso para mí es súperimportante. Es de esas películas que tratan al espectador como individuos inteligentes. Me encantó. Me muero de ganas de leer el libro y, no sé por qué, quiero leerlo en inglés.

En resumen, que la Fiesta del cine es una maravilla, que me encanta ir al cine a un precio módico y que, aunque parece que nunca encuentro tiempo para ir, cuando de verdad vale la pena económicamente, soy capaz de rascar horas hasta al sueño para ir. Y bien contenta que estoy.

martes, 13 de octubre de 2015

“Platoon” de (y con) Oliver Stone

Ya he hablado por aquí antes del maravilloso proyecto que es CineCiutat. En concreto hablé con motivo de una velada que organizaron con Joseph Fiennes. Y también cuando fui a ver teatro en inglés (ay, ¡tengo ganas de repetir!). Esta vez han organizado otra de esas veladas maravillosas: proyección de “Platoon” y coloquio con su director, Oliver Stone.

No había visto “Platoon” antes. Nunca. He visto algunas películas de Oliver Stone, pero no todas. Vamos, no puedo considerarme una súperfan suya, pero sentía mucha curiosidad por verlo y no quise perder la oportunidad. Eso sí, tuve que ver la película en primera fila, casi me dejo el cuello en la sala, pero eso también significó tener al señor Stone a metro y medio de mí, o así. ¡Si hasta le recogí el micro cuando se le cayó!

“Platoon” me gustó mucho. No soy nada, nada, nada fan de las películas de guerra, pero me encantó. Me gustó más que su “Nacido el 4 de Julio” que vi en su día en el cine. Aunque entonces era una jovencita y tal vez fui incapaz de entender toda la dimensión de aquella película. Supongo que todo el mundo conoce “Platoon” o al menos sabe que retrata la guerra de Vietnam sin romanticismos ni florituras. Es la historia de un joven soldado que llega a Vietnam sin saber realmente a lo que va. Y lo que se encuentra es la cruda realidad de una guerra: muerte y desesperación, demasiadas cosas sin sentido, enemigos que no son necesariamente los que inicialmente se pensaba, violencia inexplicable (¿hay alguna que no lo es?), angustia, dolor, luchas internas sin sentido. Me ha parecido una película trepidante, sus dos horas de metraje se me pasaron volando (y eso que, repito, no me gusta nada el cine bélico) y las interpretaciones me encantaron, las de todos. Qué jovencitos, oye. ¡Si hasta sale el propio Oliver Stone! Qué pena haber tardado tanto en descubrir esta película. No es una película que veré habitualmente (habla de una guerra, es muy dura), pero me encanta como está contada y sé que la volveré a ver. Además, me ha permitido descubrir (y enamorarme d)el “Adagio para cuerdas” de Samuel Barber.

Y después, apareció Oliver Stone. Fue una hora de charla muy interesante, en la que se habló tanto de su último libro “La historia silenciada de Estados Unidos” como de política ¡y hasta de cine! “Yo he venido aquí a hablar de cine”, se quejaba él cada vez que alguien le preguntaba sobre temas de actualidad o política. También habló de “Platoon”, claro, de cómo le sorprendió su éxito, de cómo decidió hacerla cuando vio que lo que se contaba de Vietnam no tenía nada que ver con lo que él había vivido, de las personas reales que conoció y cómo algunas de ellas se transformaron en los personajes de la historia. Me pareció un tipo con el que sería interesante hablar horas y horas. Habrá quien pensará que sus ideas rozan las teorías conspirativas (conspiranoicas las llamo yo), pero lo que está claro es que dice las cosas como las piensa, da su opinión claramente, sin miramientos y sabe argumentar sus opiniones. Un tipo muy interesante.







jueves, 1 de octubre de 2015

Cosas jurásicas

Descubrí a Michael Crichton hace más de veinte años, con la fiebre de “Parque Jurásico”. Me compré el libro cuando la película de Steven Spielberg ya se estaba gestando y me flipó. A partir de entonces, leí muchas de sus novelas, aunque mi favorita sobre todas las demás es “Esfera”. La manera de escribir de Crichton me parecía fascinante: además de enganchar, dotaba a sus historias de un trasfondo científico que me atraía muchísimo. Y eso que yo entonces no era ni un proyecto de científica. O igual sí y aún no lo sabía.
 
Cuando estrenaron este verano “Jurassic World”, sabía que la quería ver. En su día, vi “Parque Jurásico” con la superioridad moral que me daba el conocer previamente la historia y la pedantería de mi yo cinéfila adolescente dispuesta a decir aquello de “prefiero el libro”. La verdad es que la película me impresionó por sus efectos especiales y espectacularidad, pero me decepcionó por cómo muchas cosas del libro ni siquiera aparecían (como la secuencia que más ganas tenía de ver, con dinosaurios voladores o el elefante en miniatura que tenía Hammond), cómo muchos personajes habían cambiado (incluyendo la muerte o no de algunos personajes) y cómo la parte científica quedaba relegada a unas cuantas explicaciones al principio. Eso sí, la banda sonora de John Williams es de lo mejorcito que se ha escrito de música de cine. Qué maravilla. Sentía mucha curiosidad por “Jurassic World”, por cómo seguía la historia veinte años después y por cómo los efectos especiales permitirían ahora ver los dinosaurios. He de admitir que, en su momento, ni vi ni leí las secuelas del “Jurassic Park” original pero ahora, veinte años después, sentía curiosidad, mucha.

Cuando vi “Jurassic World” hace un par de meses, me pareció todo un espectáculo. Me lo pasé en grande, debo admitirlo, aunque es cierto que también me pasé gran parte de la película con los ojos cerrados: soy muy miedica, odio los sustos y aguanto fatal los momentos esos de tensión en los que sabes que va a pasar algo. Yo fliparía con una peli como ésta, pero en la que no pasara nada, sólo viendo cómo sería el parque y qué animales habría. Pero claro, eso no sería espectáculo, eso no es lo que quiere el público mayoritario. La historia es la misma: una isla, dinosaurios, un par de niños y las cosas que se descontrolan. Después de verla, tuve necesidad de ver la peli original. Y es alucinante ver cómo han cambiado las cosas, no sólo las técnicas de efectos especiales, sino mucho más que eso. Por ejemplo, en “Jurassic Park”, hay un técnico del parque que se pasa la peli fumando en la sala de control. ¡Fumar en el lugar de trabajo! ¡Mostrar gente fumando en una peli! ¡Impensable! La peli original en su día fue el no va a más de efectos especiales; obviamente, la actual la supera con creces. También me llamó la atención una cosa igual un poco tonta: en la original, un número muy limitado de personas se encuentran en la isla, mientras que en la actual, la isla está llena de visitantes. Está claro que hoy en día lo de las multitudes llama más la atención, el miedo colectivo está más a la orden del día que nunca y es más espectacular. En la primera peli, el espectáculo eran los dinosaurios. En ésta, ellos son importantes sí, pero todos los demás aspectos se han cuidado muchísimo, intentando ser mucho más espectacular en todo.

Y luego están los homenajes. Es divertido identificar cosas de la peli original, planos similares, recuerdos, curiosidades. Recuerdo que en su día hubo bastantes comentarios por el hecho de que Spielberg había tenido el coraje (o la valentía o el morro) de incluir la mercadotecnia de la película dentro de la propia película y hasta eso se recuerda en ésta, con uno de los personajes vistiendo una camiseta de “Jurassic Park”.

Después de ver la primera película, me entraron ganas de volver a leer la novela de Michael Crichton. Dicho y hecho. La verdad es que no me ha entusiasmado tanto como la primera vez que la leí (soy veinte años más vieja), pero sí que conserva toda la frescura y la diversión que recordaba. Lo primero que me ha sorprendido es que el nombre de isla, en la versión española que yo tengo, la han cambiado de “Isla Nublar” a “Isla Nubla”, lo que me ha perturbado bastante. Pero bueno, me ha servido para revisar todas las diferencias entre la cinta y el libro (más de las que recordaba) y todos los homenajes que la nueva película ha hecho a la novela original (¡por fin dinosaurios voladores!). Ha sido divertido volver a leerla, he pasado muchos ratos buenos este verano con dinosaurios, pero también me quedé un poco saturada. Igual ahora es buen momento de ver las secuelas de la peli original. O no, ya veré.

domingo, 16 de agosto de 2015

"The Phantom of the Opera" de Joel Schumacher

En mi fin de semana por el sur de Francia, cuando estuve en Sète, viajé de manera extraordinaria 700 km en coche durante una única jornada. La mitad del viaje lo hice sola y, aunque me encanta conducir, conducir con música me gusta aún más.

Llevaba conmigo varios CDs de los que tengo habitualmente en mi coche, pero ya los tenía más que escuchados durante esos días, así que cogí uno enigmáticamente etiquetado como “MP3” y me dejé sorprender. Me encontré con una heterogénea, poco ortodoxa y casi imposible combinación de estilos tan sorprendentes como inesperados. Y eso que yo misma había grabado el CD: la banda sonora de “El fantasma de la Ópera” se mezclaba con Amaral, Bon Jovi, Antònia Font y música folk asturiana. Así, a lo loco. Tan mal lo grabé que las primeras canciones de cada CD original estaban grabadas seguidas. Así, cuando me descubrí a mí misma con ganas locas de escuchar “El fantasma de la ópera” entero, tuve que ir saltando cuatro canciones entre pieza y pieza.

La cuestión es que después de pasarme 350 Km cantando a todo trapo canciones de “El fantasma” me entraron ganas irrefrenables de ver la película de nuevo, la de Joel Schumacher con Gerard Butler y Emmy Rossum. Y como cualquier excusa es buena para ver a Gerard Butler, cuando volvía a casa, la vi. La encontré en versión original, así sin subtítulos ni nada, yo a lo loco, venga. Y disfruté como una enana, mucho, mucho, mucho.

Creo que sólo la había visto en su momento, en el cine, hace como diez años (glups). En su día, me impactó mucho y me encantó. Por eso no entiendo por qué durante tantos años la he olvidado, no la he vuelto a ver ni había escuchado su banda sonora en tanto tiempo. Ahora es mi última obsesión. Creo que fliparía viendo el musical en directo. Eso sí, no sé si me gustaría un fantasma que no fuera Gerard. Qué hombre. Emily Rossum también lo hace bien, en su momento me pareció un poco pava, pero ahora que la conozco como la Fiona Gallagher de Shameless, me parece fabulosa. Pero Gerard es lo más. Creo que lo descubrí en esta película y no ha hecho más que mejorar con el tiempo. Cualquier excusa es buena para ver una película de Gerard. Y si sale cantando, aún más.

Ahora, cuando tengo ganas de ponerme música de esa que sabes que te va a alegrar el día, en vez de la banda sonora de “Frozen” me pongo la de “El fantasma”. Y es lo más. Lo más de lo más. Para muestra, un botón.

miércoles, 29 de julio de 2015

“Los minions” de Pierre Coffin y Kyle Balda

Los minions son unos bichitos amarillos que hablan muy raro y que se ganaron el protagonismo en las películas de Gru. El objetivo de los minions es servir a un villano, por eso se llaman minions, que significa esbirro.

Esbirro, qué palabra tan fea. Me gusta más secuaz o compinche. A mí, oír la palabra esbirro en una peli para niños me da repelús. ¿Quién usa esbirro en la vida real? Vale, sí, hay que fomentar el conocimiento de palabras nuevas y no debemos hablar sólo de “buenos” y “malos”, pero esbirro me suena fatal.

Me suena a adicto a las birras. Pero un tipo feo, barrigudo y adicto a las birras.

Me despisto. Fui a ver la peli de los minions porque me parecen criaturas simpáticas y con un triste objetivo en el planeta, lo de servir a un villano. Pero son graciosos, pequeñitos, con un número variable de ojos (eso me encanta) y bastante torpes. La peli es estupenda para una tarde de verano, te ríes, pasas el rato y acabas pensando que estos bichos son adorables. Y casi acabas entendiendo su idioma.

Yo soy muy fan de las pelis de dibujos, así que igual no soy objetiva. Y soy muy fan de los minions, así que soy aún menos objetiva. Me lo pasé genial. Eso sí, seguro que si la hubieran titulado “Esbirros” y les hubieran cambiado el nombre por “esbirros”, no sería el superéxito que es.

Con lo chula que es la palabra secuaz.

Qué bonitas son las zetas.

domingo, 22 de febrero de 2015

"La teoría del todo" de James Marsh

Leí “Breve historia del tiempo”, el libro más conocido de Stephen Hawking, siendo adolescente. Aunque ahora mismo no recuerdo nada del libro, sé que me flipó, me alucinó y me hizo pensar mucho, algo maravillosa para mi mente inquieta de entonces (la de ahora no sé si es tan inquieta, igual sí). La historia de Stephen Hawking me llamaba mucho la atención: ese pobre señor en una silla de ruedas y teniendo una mente tan brillante como la suya. No sé, me parecía extraño y contradictorio. Con el tiempo, la manera de pensar cambia y te das cuenta de que lo de encasillar a la gente con etiquetas es un error descomunal y que los prejuicios no sirven de nada.

Pero yo había venido aquí a hablar de cine.

Fui a ver “La teoría del todo” sabiendo bastante de la historia de Hawking. Es decir, cuando a los 21 años le dicen que le quedan 2 años de vida, ya sabía yo que le quedaban más, porque aún sigue vivo. (Y no me acuséis de spoiler con esto, porque quien no sepa que Hawking vivió mucho más que esos 2 años, se merece que le cuenten el final de todas las películas del mundo). A lo que iba, la historia cuenta la relación de Hawking con su primera mujer, desde que se conocen. Cómo se enfrenta a su enfermedad, cómo esa enfermedad marca su vida y sus avances como investigador.

A mí la peli me ha encantado. Y mucho (aunque por ahí dicen que hay muchas razones por las que no debería ganar el Óscar). Me parece una película sencilla, bien tratada, elegante y que deja claras sus intenciones. Por ahí dicen que habla poco de ciencia. Bueno, yo creo que esta película es una historia de amor, la ciencia es sólo la ocupación de su protagonista y creo que en eso es clara desde el mismo póster. No es una película de divulgación científica (que sí, que andamos necesitados de eso, pero no es el caso). Repito, me ha encantado, me ha parecido tierna, romántica, dura y respetuosa. No olvidemos que sus protagonistas siguen vivos, así que tampoco creo que haya que ir más allá de lo que pretendía contar: superación, amor y respeto. Está muy bien hecha, y tanto él (Eddie Redmayne) como ella (Felicity Jones) lo hacen genial.

Lo que más me ha flipado es la reacción de él cuando le dicen que le quedan dos años de vida: se pone a hacer un doctorado. Con un par. Plas, plas, plas. (Aplausos). Me encanta. De verdad. Eso demuestra la gran madera de científico que tiene este hombre.

Muy recomendable.

domingo, 8 de febrero de 2015

Va de películas

Tengo muchas cosas pendientes que contar por aquí. Por ejemplo, películas que he visto. Durante las Navidades (hace mil años, vamos), aprovechando que mi pedazo faringitis me dejó fuera de juego durante bastantes días, vi bastantes películas. Tantas, que he decidido incluir en esta entrada sólo las que vi antes de final de año. Ya haré otro día otra entrada con las primeras películas de 2015.

“Marido por sorpresa” de Griffin Dunne es una película protagonizada por Uma Thurman, Colin Firth y Jeffrey Dean Morgan (me gustan los dos mucho, mucho) que sé que he visto porque la tenía apuntaba, pero no recordaba cuál era. Eso no quiere decir que no me gustara, después de ver el tráiler la recuerdo… bastante. Ya ni sé si la vi estando bastante mala (bajo una interesante combinación de antibióticos-antiinflamatorios-analgésicos) o antes. Pero bueno. Uma Thurman es una doctora dedicada a arreglar la vida amorosa de los demás a través de un programa de radio, a punto de casarse con Colin Firth. Como consecuencia de sus consejos en la radio, la prometida de Jeffrey Dean Morgan cancela su propia boda y éste se venga de una manera bastante poco sutil: se convierte en el marido legal de Uma. Comedia romántica, divertida, graciosa pero de la que apenas recuerdo vagamente el final. Sé que me lo pasé bien. Y punto.

Algo parecido me pasó con “Serendipity” de Peter Chelsom, con John Cusack (otro que me cae genial) y Kate Beckinsale: no sé cuándo la vi. Juraría que estando también enferma, pero yo qué sé. Es la historia de dos desconocidos que se conocen por casualidad y se sienten atraídos el uno por el otro. Pero ambos tienen parejas así que deciden (bueno, lo decide ella, en realidad) apuntar sus números de teléfono en un billete y un libro, esperando que el futuro los vuelva a unir, si están destinados para ello. Otra comedia romántica maja, buena de ver y que pega mucho para una tarde tonta de invierno. Me gustó, aunque en algún momento me apetecía pegar a la Beckinsale.




Empecé a ver “Gru 2. Mi villano favorito” de Pierre Coffin y Chris Renaud en un avión, de camino a no sé dónde, pero la copia que tenía estaba en portugués y… bueno, mi portugués no es demasiado bueno. Luego finalmente la vi en un idioma que entiendo más y la disfruté tanto como la primera parte. Me encanta Gru, me encantan sus personajes y los minions son adorables. Tengo ganas de ver ya su película.


“El chico de tu vida” de Robert Luketic es de esas pelis que igual no debería confesar que he visto. Bueno, qué más da. Es lo que tienen las fiestas y las ganas de no moverte del sofá. Es la historia de una chica de la América profunda (digo yo), hiperenamorada del famoso de turno con el que gana una cita en un concurso montado para lavar su imagen. No sé, la peli me pareció bastante tonta, no me podía creer que fuera taaaan tonta, pero creo que en realidad se reía de sí misma y eso también tiene mérito. Y sale Ginnifer Goodwin como amiga de la protagonista y me cae muy bien.



“El imperio del fuego” de Rob Bowman es una película de machotes muy machotes, que debería llamarse “El reino del fuego”, traducción literal del título original, pero que yo creo que le pusieron lo de “imperio” porque salía Christian Bale (que ya era monísimo de niño, cuando protagonizó “El imperio del sol”). Además de Bale, sale Gerard Butler que me encanta tanto o más que Bale y Matthew McConaughey, que no me gusta demasiado, pero se lo perdono, porque los otros me encantan. Esta peli la vi a trozos: la pillé empezada en la tele, la puse para grabar, pero no se grabó el final, así que primero vi lo del medio, luego vi el principio y, por fin, el final. Pero aún así me lo pasé pipa. Tras el despertar a un dragón de su letargo por accidente, el planeta queda prácticamente invadido y destruido por estas criaturas. Bale lidera un pequeño grupo que intenta sobrevivir cerca de Londres, cuando aparece un grupo de yanquis, liderados por McConaughey, que asegura que puede liquidar dragones. Muy chula, visualmente muy atractiva y una de las pocas historias de ciencia-ficción que, tras un inicio chulo, no se desinflan como un globo.

Aún no había visto “V de Vendetta” de James McTeigue y me gustó mucho. Hubo un rato que pensé que no era para tanto pero sí, creo que es una peli que merece atención y que debe verse. Basada en una novela gráfica (cosa que se nota mucho en algunos momentos de la película), es una distopía protagonizada por un individuo enmascarado que quiere destruir el Parlamento de Londres. Manipulación, totalitarismo, revolución. La película toca todos esos puntos de manera muy atractiva, en un futuro totalitario en el que las libertades son pocas y el poder del pueblo es muy superior a lo que ni el propio pueblo ni sus gobernantes pudieran creer. Muy atractiva, tanto visualmente como por la historia. Y por sus actores, Natalie Portman es genial pero es que el elenco de actores que le acompaña es para quitarse el sombrero (Hugo Weaving, Stephen Rea, John Hurt, Stephen Fry, Rupert Graves –ay, qué perdido que lo tenía, con lo mono que es).

No sé qué decir de “Love Actually” de Richard Curtis. Me encanta y no me canso de verla. Esta vez la vi en una noche de insomnio provocada por un dolor insoportable de garganta. Cualquier cosa que pueda decir de esta película es buena. Y esta vez descubrí que el restaurante en la última secuencia de la historia entre Colin Firth y Lúcia Moniz está en el puerto de Marsella y que pasaba por delante de él cada día cuando estuve allí la última vez, en un congreso. Si lo llego a saber, entro a verlo.



Vi “Mi vida en ruinas” de Donald Petrie porque salía  Nia Vardalos, la protagonista de la estupenda “Mi gran boda griega”. No es, ni mucho menos, tan fresca y divertida como aquélla, pero bueno, recordad que estaba enferma. La protagonista es una guía en una agencia de viajes a la que no le gusta ni su trabajo, ni su vida, ni los terribles turistas que le tocan siempre. Pero en uno de esos viajes con turistas empieza a ver la vida de otra manera. Bah, no es nada del otro mundo, pero he descubierto a un griego guapísimo (no os creáis que es verdad que los griegos son todos guapísimos. Yo en cuatro meses en Creta sólo vi dos). El griego en cuestión es Alexis Georgoulis, que en la peli tiene un aire a George Correface, pero aún más guapo. Me lo pido.

“Noche de fin de año” de Garry Marshall es de esas películas que intentan imitar a “Love Actually” en lo de coger una fecha importante y meter un montón de famosos en unas cuantas historias que se cruzan entre sí. Y lo que en “Love Actually” funciona con la precisión de un reloj (y hasta con un toque de magia), en “Noche de fin de año” no funciona para nada (igual que en “El día de San Valentín”). A mí ver tanta gente buena en una cosa tan mala me pone de mal humor.


“Buscando a Nemo” de Lee Unkrich y Andrew Stanton es maravillosa, se mire por donde se mire. Y para una bióloga especializada en temas marinos es el paraíso. Adoro esta película, es otra de esas que no me canso de ver, tengo ganas de achuchar a Nemo todo el rato y me muero de ganas de ver la segunda parte. Si aún hay alguien en la faz de la Tierra que no la ha visto, no sé a qué espera.


“La terminal” de Steven Spielberg es como la mayoría de películas de Spielberg: en parte seria, en parte tierna, en parte dramática, en parte mágica y en parte romántica. Y hasta con algún punto tan tonto que sientes un poco de vergüenza ajena. A mí me gustan mucho y ésta me gustó. La guerra civil en el país de origen de Tom Hanks provoca la anulación de su pasaporte, lo que hace que quede atrapado en la terminal internacional de un aeropuerto de Nueva York. La película cuenta cómo se adapta a su nueva situación y las relaciones que establece con los habituales del aeropuerto, tanto trabajadores como una azafata interpretada por Catherine Zeta Jones. Genial Stanley Tucci, qué gran actor.

Y de momento es todo. Creo que he visto (casi) más películas en estos días de vacaciones y enfermedad que en todo el resto del año. Cosas que pasan.

martes, 11 de noviembre de 2014

Películas


Hoy tocan unas cuantas películas que he visto en los últimos tiempos, hay un poco de todo, son películas que he encontrado al azar (o no) viendo la tele. Nada de cine en los últimos meses, qué pena.

No había visto hasta ahora “Tú la letra y yo la música” de Marc Lawrence. Comedia romántica (o lo que sea) con Hugh Grant y Drew Barrymore, sobre un cantante de pop cuyo momento de gloria ha pasado que se dedica a componer canciones para otros y una chica que aparece en su vida y compone con él. Nada especial, una película sin pretensiones, para ver en una tarde tonta. No me ha cambiado la vida, pero se deja ver.


De “Y entonces llegó ella” de John Hamburg no puedo decir mucho más, si acaso algo menos. Ben Stiller es un recién casado cuya mujer le pone los cuernos en el viaje de novios y, de vuelta a su vida normal sin esposa, se reencuentra con una vieja amiga, Jennifer Aniston, con la que empieza a verse frecuentemente. Intenta ser algo más que la comedia romántica tradicional al uso, con algún toque rozando el surrealismo (intentando imitar a “Algo pasa con Mary”) pero no me acaba de parecer que funcione.

“Winter’s bone” de Debra Granik no la pillé de casualidad, vi que la hacían en la tele y la quise ver. No sabía ni que existía esta película, pero me pareció interesante, tenía buena pinta y aparece Jennifer Lawrence, que me parece una gran actriz, mucho más allá de la Katniss Everdeen de “Los Juegos del Hambre”. Es la historia de una adolescente en la América profunda que se encarga de cuidar de sus hermanos pequeños y de su madre enferma y de la búsqueda de su padre, que debe aparecer si no quieren quedarse en la calle. Una historia sencilla, dura y algo gris, pero bien contada e interpretada. Y ver a Garret Dillahunt, el alocado abuelo de “Hope” en la serie del mismo nombre, haciendo de sheriff una peli tan seria me ha hecho mucha gracia.


“El secreto de los MacCann” de Tim McCanlies. La pillé empezaba y creía que no iría más allá de un simple divertimento, pero es una gran película. Un jovencito, Haley Joel Osment, se ve obligado a pasar un verano lejos de su madre, en la granja de sus tíos, los estupendos Michael Caine y Robert Duvall, que pronto empiezan a contarle sus maravillosas (y probablemente fantasiosas) aventuras cuando viajaron por África. Película sencilla pero recomendable, muy agradable y entrañable. Y encima sale un ratito Josh Lucas, como el protagonista ya adulto, un tipo muy interesante.



“Unidos por un sueño” de Sebastian Grobler es una película alemana protagonizada por mi adorado Daniel Brühl. Basada en hechos reales, es la historia de un profesor que empieza a trabajar en un internado alemán a finales del siglo XIX, enseñando inglés. Lo que en un principio debían ser unas clases de inglés acaban siendo también clases de fútbol, un deporte que pronto tachan sus superiores de anti-alemán. Es una película maravillosa, con un toque a “El club de los poetas muertos”, estupendamente hecha y redonda. Me gustó mucho, mucho, mucho. Y eso que el fútbol, a mí, plín. Da gusto ver películas tan bien rodadas y que cuentan tantas cosas importantes de manera tan sencilla. Muy recomendable.



Creo que había visto varios trozos de “Sucedió en Manhattan” de Wayne Wang alguna vez. A mí, Jennifer López ni me cae bien ni mal, me deja sumamente indiferente. Pero Ralph Fiennes me encanta mucho, bueno, me encantaba cuando tenía pelo (su hermano también me parece un tipo 10). Así que la vi para disfrutarlo un poco y por poder decir que he visto la película entera. Comedia romántica sin más pretensiones, agradables hasta casi lo infantiloide, pero bueno, lo que me esperaba, no engañan a nadie.

Pillé “Enamorarse” de Ulu Grosbard también empezada, pero como la he visto ya varias veces, tampoco pasa nada. Esta película me encanta siempre, me encanta Meryl Streep (es de esas actrices que me creo todo lo que hace) y me encanta Robert de Niro (ídem). La historia de dos adultos casados que se conocen por casualidad y, casi sin darse cuenta, se enamoran. Es una película preciosa, casi dolorosa. No me canso de verla. Y creo que me estoy haciendo mayor porque Robert de Niro me ha parecido en esta película terriblemente interesante.

“Postdata: te quiero” de Richard LaGravenese también la pillé empezada y también la he visto mil veces, pero no me importa. Me encanta. Mucho. Es la historia de una joven viuda (Hilary Swank) que trata de superar la pérdida de su marido (Gerard Butler, con cierta tendencia a ir sin camiseta, hmmm) mientras recibe cartas enviadas por éste antes de su muerte. Me encanta la película tanto por la historia como por los actores, incluyendo un montón de maravillosos secundarios (Lisa Kudrow, Harry Connick Jr., Gina Gershon, Jeffrey Dean Morgan, Kathy Bates). Y, encima, sale Irlanda. Estupenda.


domingo, 31 de agosto de 2014

"Begin Again" de John Carney

Recuerdo perfectamente bastante bien la primera vez que vi la anterior película de John Carney, “Once”. Fue en mi época cretense, no sé cómo llegó a mí pero la cuestión es que la tenía a mano. Me puse a verla sin saber nada de ella. Peor aún, pensaba que estaba viendo otra película (aunque no recuerdo cuál) y no ésta. Cuando empecé a verla, estuve a punto de dejarla: no era la película que creía que iba a ver, no sabía de qué iba y no estaba segura de que me fuera a gustar. Menos mal que la seguí viendo. Me pareció una película maravillosa, tan simple como intensa, llena de una sensibilidad difícil de encontrar en la cinematografía actual. Y una banda sonora maravillosa, muchas de cuyas canciones están marcadas como mis favoritas en mi reproductor (me encanta ésta). La volví a ver el año pasado, cuando volví de Dublín, donde se desarrolla la historia. Necesitaba volver a verla. Y me gustó tanto como la primera vez. Y  Glen Hansard es un cantante maravilloso, con canciones post-“Once” tan increíbles como ésta.

Cuando descubrí que el mismo director hacía una película, supe que la tenía que ver. Esta semana por fin la vi. La verdad es que estaba un poco asustada: esta vez, los protagonistas eran actores famosos y tenía miedo de encontrarme una película mucho más comercial y menos interesante. Pero no. Es cierto que la trama es diríamos más convencional, está más masticada, supongo que para atraer más al gran público. Pero de cualquier modo, “Begin again” es una película maravillosa. No sé si me ha gustado más o menos que “Once”, me ha gustado de manera diferente. Me ha gustado mucho, mucho. Pero me he enfrentado a ella de manera muy diferente a “Once”: aunque no sabía mucho de su argumento, sí que sabía que era una historia similar. Y sí, lo es. En las dos cintas, los dos protagonistas están separados o se separan de sus parejas, aunque las siguen añorando. Se encuentran por casualidad y su compartido amor por la música hace que surja algo conjunto muy bonito, la grabación de un disco en situaciones peculiares. Incluso los finales guardan cierta similitud. Igual que en “Once”, la música es clave en la trama, un personaje más, el punto de unión entre dos personajes perdidos, desesperanzados, casi desesperados. Y es gracias a la música que son capaces de atisbar un punto de esperanza en sus vidas.

Muy recomendable. Y la banda sonora pasará a formar parte de mis favoritos en cualquier momento.
Ah, y me encanta Mark Ruffalo.

Encima, acabo de descubrir que John Carney tiene una película anterior a “Once”, “On the Limit” en la que aparece un actor que me parece totalmente perturbador, Cillian Murphy, perturbador en el mejor de los sentidos, habrá que verla.

Hoy, actualizando desde Zagreb (Croacia). Estaré por aquí unos días. Trabajo y tal.

martes, 19 de agosto de 2014

Películas en vacaciones

Con esto de estar de vacaciones, estoy viendo más películas de lo que es habitual en mí, recuperando un ritmo que ya podría mantener igual todo el año. Y aunque aún no he acabado las vacaciones y aún creo que veré alguna más, aquí va un resumen de las pelis que he visto últimamente.

“Cómo entrenar a tu dragón” de Dean DeBlois y Chris Sanders es una película de animación de la que sabía bastante poco, así que la vi sin saber de qué iba. Es la historia de un pueblo vikingo que vive en constante temor por ser atacado por dragones. Su protagonista es un jovencito que debe entrenarse para matar dragones y su encuentro con el dragón más temible de todos que hará que todo cambie. Me lo pasé genial viendo la peli. Entretenida, divertida, amena. Ahora hacen en el cine la segunda parte, no creo que vaya a verla, pero sí que la veré en algún momento del futuro.

“Todos los días de mi vida” de Michael Sucsy. Pillé esta peli por casualidad en la tele y me pareció que sería suficientemente tonta y superficial para verla mientras tejía (no soy aún una experta tejedora, así que tengo que ver cosas que no me requieran demasiada concentración). Me equivoqué bastante, porque es una película más seria y dura de lo que me pensaba. Narra la historia de una chica que, tras un accidente de tráfico, olvida una parte de su vida, la más reciente, incluyendo a su actual marido. Éste trata por todos los medios que recupere la memoria o, en su defecto, intentar volver a enamorarla. Me gustó regulín. Pensaba que sería una comedia y tira mucho más al drama, encima basada en hechos reales. Pelín ñoña, no me entusiasmó demasiado.


"Up in the air” de Jason Reitman la vi por recomendación. El protagonista, George Clooney trabaja para una empresa que se dedica a despedir a gente de otras empresas. Su trabajo le lleva a viajar continuamente por los Estados Unidos. Cuando una joven compañera de trabajo propone un método de despido que evita viajar, ve como su maravillosa vida viajera corre peligro de desmoronarse, así que hará todo lo posible para demostrar que su trabajo se hace mejor viajando. Me ha gustado mucho la película, a ratos cómica, a ratos dramática, muy agridulce. Me ha parecido una historia redonda, un buen reflejo de la soledad, de cómo enfrentarse a ésta. A ratos me he sentido un poco identificada (pero no mucho) con el personaje de Clooney, con lo de tanto viajar. Afortunadamente, creo que no soy tan adicta a viajar como él y, la verdad, aunque viajar mola (y viajar en soledad también), a mí me gusta mucho volver a casa.

“The Perks of Being a Wallflower (Las ventajas de ser un marginado)” de Stephen Chbosky cuenta la historia de un chico introvertido que empieza su primer año de instituto, con la carga del reciente suicidio de su mejor amigo a sus espaldas. Durante los primeros días, conoce a un chico y una chica de último año, de los que se hace amigo y hace buenas migas con su profesor de Literatura. Recuerdos de su pasado, su melancolía y fragilidad, la relación con sus nuevos amigos y su amor por la literatura marcarán ese curso. Me ha parecido una película curiosa, según la veía, no me entusiasmaba, pero a posteriori, cuanto más pienso en ella, más y más me gusta. Además, salen dos de mis guapos favoritos (Paul Rudd y Dylan McDermott, madre mía, me estoy haciendo mayor, ya no me gustan los protagonistas, sino sus padres y profesores) aunque no me he creído para nada a Emma Watson: lo siento, la veo demasiado pijilla, demasiado mira-qué-mona-y-fina-soy para el papel que interpreta. No me la creo. El resto de reparto de jovencillos sí que me ha parecido mucho más creíble (sobre todo porque no conocía a la mayoría). Creo que vale la pena verla, es interesante. Y juraría que el libro en el que se basa lo debe ser más.

“El club de los poetas muertos” de Peter Weir. Tuve que verla después de la muerte de Robin Williams. Hay muchas películas de Robin Williams que me gustan, pero ésta me impresionó especialmente en su día, cuando siendo adolescente la vi en el cine. Qué voy a contar de esta peli. Me encanta y me hace llorar, no lo puedo evitar. Es una auténtica maravilla. Debería ser de obligada visión para todo adolescente. Bueno, para todo el mundo. Creo que debería verla más a menudo. Y ver de jovencitos a actores como Robert Sean Leonard, Ethan Hawke o Josh Charles (¿He dicho ya que adoro a su personaje en “The Good Wife”? Lo adoro, sin paliativos) no tiene precio. Gran película, gran Robin Williams. ¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!



lunes, 18 de agosto de 2014

"La delicadeza" de David Foenkinos

Compré este libro porque leí en algún sitio que era delicioso. Un tiempo después, Carmen J. utilizó el mismo adjetivo para definirlo y escribió una reseña que me impulsó a ponerlo en el listado que hice por Sant Jordi de este año sobre los libros que quería leer este año (lista que, dicho sea de paso, no llevo del todo mal). Y ahora, aprovechando que estoy leyendo más en papel porque no estoy de viaje, lo he leído.

Cuando llevaba unas pocas páginas, busqué por internet una foto de la portada para ponerla en el blog y fue entonces cuando descubrí que hay una película basada en él, dirigida por el mismo autor del libro y protagonizada por Audrey Tautou. Pero lo sorprendente no es que no supiera que había una película (sí que lo sabía, sale en la contraportada del libro) sino que yo esa película ya la he visto. Concretamente hace dos veranos. Y no es que no la recordara, simplemente la había borrado de mi mente. Intentando recordar fue una película que no me dejó muy buen sabor de boca y, leyendo la reseña que entonces hice, confirmé esos recuerdos. Escribí (textualmente) “no acaba de ser ni una comedia, ni un drama y tiene algún momento que parece que casi se acerca a un lirismo casi irreal, pero no llega a ser ni suficientemente lírica, ni suficientemente irreal, pero tampoco suficientemente real”. Debo admitir, como admití entonces, que cuando la vi estaba enfadada con el mundo en general y con el amor en particular, así que probablemente era la película menos adecuada para ver con mi estado de ánimo.

Así que, después de esto, me enfrenté a la novela con ciertos prejuicios. Por un lado, todo el mundo decía que era una historia deliciosa. Por otro, le tenía cierta tirria por haber visto la película basada en ella en el peor de los momentos. Incluso pensé en no leerla, pero me dejé de tonterías y me la leí. Y sí, es ciertamente una novela deliciosa, que sé que hubiera disfrutado mucho más de no haber visto antes la película, porque ya sabía lo que iba a pasar. Eso no quita el punto lírico que sí que he viso ahora en la historia y que creo yo que en la película no vi por mi cabreo personal.

Ésta es, pues, la historia de una mujer que pierde a su marido y de cómo va superando esa pérdida, cómo encuentra la ilusión cuando cree que la vida ya no la puede ilusionar. Una historia muy sencilla, simple, contada de manera elegante, a veces hasta sutil, a ratos trágica pero también divertida. Una historia redonda, rápida de leer, que te instala una sonrisa en los labios y te hace sonreír. Muy recomendable. Y la película también, aunque en su día no fui capaz de apreciarla.

jueves, 29 de mayo de 2014

Sesión de cine

Hoy toca resumen de cine, de pelis que he visto en los últimos tiempos, diría yo que en los últimos dos meses o así. No veo mucho cine yo, últimamente, no. Cosas de la vida.

“Julie y Julia” de Nora Ephron es la historia de Julie, una joven que decide cocinar durante un año las recetas de un famoso (en los USA) libro de recetas de Julia Child y contar sus evoluciones en su blog. Encontré la película por casualidad un día en la tele y la vi, por curiosidad. Está protagonizada por una maravillosa Meryl Streep (esta mujer siempre es maravillosa) y una Amy Adams con peinado horrible (con lo mona que es esta chica). Luego he descubierto que estaba dirigida por Nora Ephron. Me gustó bastante, pero no me entusiasmó, no sé por qué. Es maja, bonita, tierna y bastante redonda, pero no sé. Tal vez es porque por aquí no conocemos a Julia Child (o al menos yo no la conocía hasta que no vi la película), pero me faltaba algo. Supongo que la cinta presupone que el espectador conoce y admira a Julia. Está bien, pero tampoco la volvería a ver a corto plazo.




Otra película de Meryl Streep también pillada por casualidad, “No es tan fácil” de Nancy Meyers. La historia de una mujer de edad (Meryl Streep), separada que se convierte en la amante de su ex (Alec Baldwin), casado con una mujer más joven. Entretenida y divertida, grande Meryl Streep (again). Y sale Steve Martin haciendo de persona normal. Qué bueno.



“Romeo + Julieta de William Shakespeare” de Baz Luhrmann. No la había visto aún y sentía curiosidad. La obra es más que conocida, pero esta adaptación tiene la gracia de situar la trama en la actualidad, con música e imágenes casi estridentes, demostrando que la historia es perfectamente exportable a cualquier época y lugar. Me gustó, lloré al final (juro, juro, juro, que por un momento tuve la esperanza de que acabara bien, tonta de mí) y me flipó pensar que la peli tiene casi veinte años. Glups, qué vértigo.





Otra de Meryl Streep, “Si de verdad quieres…” de David Frankel. Ella y Tommy Lee Jones (otro grande) son un matrimonio con más de 30 años a sus espaldas, con todas las rutinas que eso conlleva. A petición de ella, se apuntan a unas sesiones de terapia para parejas (con Steve Carell, genial) para intentar recuperar la alegría en su matrimonio. Agradable y tierna, nada espectacular pero sí entretenida.



“Ultimatum a la Tierra” de Scott Derrickson. Ciencia ficción. Me gusta mucho el género, pero me defrauda constantemente. Aunque, en general, la mayoría de historias tienen un inicio interesante, muchas se desinflan rápidamente y otras tienen finales insulsos para lo interesante del tema. Ésta peli me pareció una petardada. Invasión extraterrestre. Genial. Luego es de las que se desinflan sin parar. Encima, Keanu Reeves y Jennifer Connelly no me caen ni medio bien, así que no me gustó nada. Eso sí, la vi en versión original, igual para no sentirme tan culpable de ver algo tan infumable.



Y dejo para el final la única que he visto en el cine últimamente, aunque creo que ya hace mil años. O más. “Ocho apellidos vascos” de Emilio Martínez-Lázaro. La primera vez que oí hablar de esta peli, fue por mi madre. Me dijo: “Oye, hacen una película de unos vascos que dicen que está muy bien”. Yo no sabía de qué me hablaba. Lo descubrí más tarde, cuando la película empezó a ser el éxito que está siendo. Poco después vi el tráiler y dije: “Esto hay que verlo”. Así que, aprovechando la Fiesta del cine, me llevé a mis progenitores al cine. Creo que no iban desde que les llevé a ver “Buscando a Nemo” o un documental sobre la naturaleza. Hace mil años, vamos. Tengo que decir que mis padres suman entre ambos 150 años. Así, tal cual. Ir al cine nunca ha sido algo habitual en sus vidas y, aunque de jovencitas sí que íbamos bastante con mi madre, a mi padre le sacas de las pelis de vaqueros y de los documentales de animales y todo le parece malo. Pero me los llevé al cine. Y nos lo pasamos pipa. Menudas risas. Creo que me perdí muchos chistes porque no podía parar de reír. Vale, no estaremos delante de la mejor producción de cine del mundo mundial, pero es una película divertida, amena, simpática y con unos actores maravillosos. Qué bonito sale el País Vasco. Qué gusto poder reírnos un poco, de nosotros mismos, de los vecinos, de lo que sea. La cuestión es reír. Cuando acabó la peli, mi padre me dijo “¿No la hacen otra vez?”. Y creo que esa es una de las maravillas de la peli: gusta a todo el mundo, sea cual sea la edad, jóvenes y mayores. En el cine había gente de todas las edades.

Y esto es todo, amigos.

lunes, 31 de marzo de 2014

Sesión de cine

Hoy toca resumen de pelis vistas en los últimos tiempos. Hay un poco de todo y visto en lugares de lo más dispares. Ahí vamos.

Vi “Escondidos de Brujas” de Martin McDonagh estando en Namibia. Sentía curiosidad por esta película, para ver cómo aparecía Brujas, una ciudad muy bonita, fascinante, que ya he visitado en dos ocasiones (la última, en octubre). La película cuenta la historia de dos asesinos que se ocultan en la ciudad belga del título después de un trabajito que no ha salido del todo bien. Me gustó la peli, me recordó continuamente a “The guard”, en parte porque uno de los protagonistas es el mismo que en esa peli (Brendan Gleeson) y supongo que sobre todo porque el director es el mismo (aunque de eso me di cuenta después). El espíritu es muy similar: humor negro por todos lados, mezclado con importantes dosis de violencia, sangre y muertes varias. Me gustó bastante, me encantó volver a ver a Ralph Fiennes (cómo me gusta este hombre, aunque lo prefiero con pelo), me hizo gracia ver a la Fleur Delacour de la saga Harry Potter (la actriz Clémence Poésy) y aunque su protagonista, Colin Farrel, no es mi actor favorito, aquí me gustó. Brujas sale preciosa, maravillosa, tal y como es ella, aunque alguno de sus protagonistas no hace más que ponerla a parir y odiarla. No se lo merece, es una gran ciudad.


Vi “Frozen” de Chris Buck y Jennifer Lee en el aeropuerto de Windhoek, la capital de Namibia, en mi escala de siete largas horas cuando volvía a casa. Es la historia de dos hermanas, separadas involuntariamente por la capacidad de una de ellas, Elsa, de congelar todo lo que toca y su incapacidad de controlar ese poder. Cuando Elsa congela el reino en el que viven, Ana se aventura en su busca, tratando de encontrar una solución al problema. Me entusiasmó esta peli de Disney, me encantó, me lo pasé pipa, me gusta la historia, los personajes, el guión, las canciones, todo, todo, todo. Sé que la volveré a ver cualquier día de estos, me lo pasé genial viéndola.
En el avión de vuelta, vi “La ladrona de libros” de Brian Percival. En un principio no la quería ver, porque estaba a punto de empezar a leer la novela en la que se basa (de hecho, la llevaba encima), pero era la que más me atraía de las que había en el avión (aunque admito que estuve tentada de volver a ver “El Gran Gatsby”) y me lancé. Contada desde el punto de vista de la Muerte, cuenta la historia de una jovencita en una familia de acogida en la Alemania de la II Guerra Mundial, de su acercamiento a los libros, a la lectura, a las palabras y de su amor hacia ellos en un entorno bastante duro y aparentemente poco adecuado para ello. Me gustó mucho, me pareció una historia bonita, narrada de una manera especial. Y los actores, fabulosos, no sólo los veteranos, sino la actriz que da vida a la protagonista. Eso sí, se me hizo raro ver una película en la que aparecen esvásticas nazis en un avión lleno de alemanes. Y oír hablar a los protagonistas supuestamente alemanes en inglés, aunque con acento alemán. Me hizo mucha gracia. Pero bueno, tampoco pasa nada. No tenía muy claro si quería leer la novela tan poco después de ver la película, pero la empecé hace unos días.


Esta vez, sólo vi una película en el avión, porque dormí bastantes horas (eso es bueno) y porque vi el final de “The Internship”, que no había podido acabar de ir a la ida. Eso sí, tuve tiempo de ver un documental “This might sound crazy”. Es un documental sobre un grupo sudafricano de música electrónica, Goodluck, que decide grabar un disco (“Creatures of the night”) en el exterior, fuera del estudio y recorren Namibia grabándolo. No soy nada fan de la música electrónica, pero sentía curiosidad por ver cómo salía el país del que estaba alejándome en esos momentos. Y sale muy bien. El documental es toda una guía de viajes de Namibia, aparecen todos sus lugares emblemáticos para visitar, tanto los que he visitado (como Etosha o el desierto), como los que no (como Kolmannskop), incluyendo la ciudad en la que he pasado bastantes semanas, Swakopmund, con su característica niebla, su embarcadero, el faro que veía desde el balcón de mi habitación y hasta el edificio en el que he pasado bastantes horas trabajando en el último año y medio. También sale el coro del que me compré un par de CDs en el viaje de vuelta, aunque nunca los he visto en directo y, entre ellos, el músico al que fui a ver en un concierto del que hablé aquí. Un documental de visionado muy agradable, la verdad. No lo he encontrado entero por internet, pero sí una versión más corta, que dura la mitad que el original (a partir del minuto 12:14 aparece Swakopmund). Muy recomendable para conocer un poco más de un país fascinante, Namibia.
 
Vi “Liberal Arts” (“Amor y letras” por estos lares) de Josh Radnor el otro día, ya en casa. Soy muy fan de Josh Radnor, me encanta su papel en “Cómo conocí a vuestra madre” y ahora que estoy viendo la última temporada, estoy particularmente sensible hacia él (esto ha sonado un poco ñoño, ¿no? Qué más da). Me gustó mucho su anterior película “Happythankyoumoreplease”. Aquella, como ésta, son historias sencillas, simples, que no podrían describirse como las típicas comedias románticas, pero que tienen mucho cariño y mucha, muchísima sensibilidad. “Liberal Arts” es la historia de un treintañero que vuelve a su universidad para la fiesta de despedida de un profesor suyo y conoce a una jovencita estudiante, con la que congenia inmediatamente. Repito, me encanta Josh Radnor, así que creo que me va a gustar todo lo que haga, de manera totalmente imparcial. Y me da una pena infinita que acabe “Cómo conocí a vuestra madre”, pero de eso ya hablaré en otro momento. Me gustó mucho la peli, porque además no sabes muy bien hacia dónde va, qué pasará, aunque intuyes algunas cosas y deseas que pasen otras, me gusta que no sea la típica historia que todos sabemos cómo va a acabar. Sencilla pero resultona.

Y con esto y un bizcocho, no hay más cine por hoy. Seguiremos informando.