viernes, 24 de abril de 2015

Dos días en el mar

Ayer, cuando atardecía, salí hacia la proa del barco, en busca de cobertura. A lo lejos, vi algo saltar sobre el mar: parecían delfines. Corrí a la proa y efectivamente, un grupo de delfines comunes se colocó a nuestra proa, surfeando la estela que provocábamos mientras navegábamos. Dudé entre salir corriendo a avisar a los compañeros o disfrutar de ese instante mágico. Porque estas cosas son sólo eso, instantes, parpadeas, miras a otro lado, te despistas y ya te has perdido algo increíble. Me quedé ahí, alucinando, oyéndoles emitir sonidos, saltando como locos y (creo) mirándome de vez en cuando de reojo. Les hice algunas fotos malas con el móvil y dos vídeos. Nunca tienes la cámara en mano cuando la necesitas. Al final corrí dos cubiertas más arriba y llamé por teléfono a uno de los laboratorios donde suponía que había gente, les avisé y corrí de nuevo a proa. Los delfines ya no estaban. Claro.




La vida, a bordo, es así. Instantes, sólo instantes. Una sucesión de pequeños instantes, de pequeños momentos.

Hoy, durante todo el día, la niebla nos rodeaba. No la hemos visto mucho, nuestro trabajo se desarrolla a cubierto, digamos que en el sótano del barco. Yo, en cuanto puedo, me escapo al puente, quiero irme acostumbrando a subir y bajar escaleras para cuando toque mi parte del Festival de Primavera. Y allí estaba, todo el día, la niebla.

Para cenar, hoy hemos tenido huevos nido al horno. Ha sido una gran fiesta. Cuando comes a las 11 y cenas a las 20, el momento de la cena es muy esperado, por mucho que pares a media tarde a tomar algo. Además, en esta campaña (casi) todo el personal científico cena a la vez, lo que el momento se convierte en una auténtica fiesta. Las comidas son los momentos de descanso del día, el ocio, el momento de dejar de trabajar y compartir risas y charla.


Atardecemos frente a Marbella. Ya no hay niebla y el mar está en calma. Nada parece prever el temporal que se nos echa encima a partir del domingo. Ya veremos. De momento, disfrutamos de estos instantes de buen trabajo y mar plana.

Lo dicho. Instantes, sólo instantes.



He necesitado eso, otro instante, un instante en cubierta para tener buena cobertura de internet y publicar este post.


Buen fin de semana.

4 comentarios:

  1. Bellisima experiencia y fotos!
    Y esos instantes... uff! qué bueno que por lo menos tomaste la foto,
    un beso!

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    1. Sí, la verdad es que la experiencia es maravillosa. Y, por mucho que se repita, es siempre única.

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  2. Mira que es bonito el atardecer marino. Venga, disfruta de tu estancia marina... Aunque sea cansada.

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