domingo, 24 de agosto de 2014

Vacaciones

Mañana vuelvo al trabajo después de 18 días (laborables) de vacaciones.

Dieciocho días.

Nunca, nunca, nunca en mi vida laboral me había cogido tantos días de vacaciones seguidos (exceptuando cuando me fui a Creta, pero de hecho allí no estuve de vacaciones, precisamente). No sé si volveré a cogerme tantos días seguidos el año que viene (si sigo contratada). Está muy bien lo de las vacaciones largas, pero me ha pasado lo que siempre he pensado que me pasaría si me cogía muchos días: no quiero volver al trabajo.

Vale, esto sonará totalmente superficial en un país con una tasa de desempleo vergonzosamente alta, pero trabajar me quita muchas horas de hacer cosas que me gustan. Y vaya por delante que mi trabajo me gusta, y mucho, no me puedo imaginar a mí misma haciendo otra cosa, pero ciertamente, trabajar me quita mucho tiempo libre. Y haber tenido tantos días en los que he podido hacer (más o menos) lo que quería me hace sufrir pensando que a partir de mañana, mi vida no va a seguir siendo como lo han sido las últimas semanas. Por eso llevo toda la tarde lloriqueando al respecto. Bueno, exagero, tampoco ha sido para tanto.

El otro día le decía a mi padre que tenía la sensación de que había aprovechado muy bien las vacaciones. Me miró como si fuera una extraterrestre y tuve que añadir la coletilla “para no hacer nada”. Y, repasando lo que he hecho estas vacaciones, básicamente no he hecho nada. Nada interesante ni trascendente quiero decir. De hecho, de las dos cosas que me propuse hacer esta última semana de vacaciones (cortarme el pelo, lavar el coche), sólo he hecho una (averiguad cuál). En mi defensa, diré que había pronóstico de lluvia varios días (y ayer cayeron cuatro gotas). La limpieza del coche tendrá que esperar.

Estos días he estado mucho en casa. Lo necesitaba. He disfrutado de estar en casa, del sofá y de la tele. He visto muchas series y bastantes películas. He leído bastante, todo en papel, aprovechando que no tenía que coger aviones. He cuidado de mis plantas, cosechado tomates y pimientos. Incluso he tirado la planta de Navidad que llevaba variaos semanas meses muerta. He tejido mucho, mucho, mucho, hasta que me han dolido los dedos y eso me permite pensar que igual acabaré un jersey a tiempo para utilizarlo este invierno. He cosido un gorro playero. He limpiado poco. He estado mucho tiempo con familia y amigos. He ido bastante a la playa, a playas del norte, sur, este y oeste de mi isla, a pequeñas calas y grandes arenales. He ido a bailar (ball de bot y lindy hop), a varios conciertos y a verbenas, incluyendo una noche de arte. He ido a varios cumpleaños (uno greco-romano) y a un velatorio. He ido algunos días al trabajo, algunas horas, por la tarde, con premeditación y alevosía, al menos una vez por semana, algunas semanas algo más. No he hecho casi nada de la lista de deberes laborales que me traje para las vacaciones, ni siquiera lo que era hiperurgente. He mirado el correo del trabajo casi cada día y he respondido algunos mensajes, los que me apetecía responder. He paseado por mi ciudad. He acompañado a familiares a médicos y pruebas médicas. Sólo he pasado dos noches fuera de casa, ni siquiera seguidas y ha sido en un lugar tan lejano como la casa de mi hermana, a 40 km de la mía. He hecho poco deporte, incluyendo una clase de energy jump. He cocinado poco, pero he preparado yogures y pan varias veces. Me he comprado unas sandalias preciosas por internet. No he tenido ningún amor de verano. He dormido menos de lo que pensaba, no he sentido necesidad de dormir como si hubiera un mañana, no me lo pedía el cuerpo. Pero no pasa nada, en un par de meses, me pongo a hibernar. He dormido algunas siestas, no tantas como hubiera querido, pero ¡hay tanto que hacer estando de vacaciones!

Y supongo que he hecho más cosas, pero se han quedado en el limbo de los recuerdos olvidados de estas vacaciones.

Mañana será otro día. Y habrá que madrugar.



Feliz inicio de semana.

2 comentarios:

  1. Creo que lo más difícil de las vacas es desconectar del trabajo inmediatamente.
    Yo sé que lo he conseguido cuando estando de vacaciones, me da la sensación de que todo los días son sábado. Esa libertad de haber acabado tu jornada semanal en el trabajo y esa lejanía de un día para volver a él.
    Yo este año (2016) he pillado 2 semanas en junio y otras dos en octubre... De momento la primera etapa ha sido un éxito de desconexión, la segunda también lo será porque tengo planeado salir del país, jajajaja.

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    1. Yo este año no puedo cogerme tantos días seguidos, pero el viajecito que me pegué la semana pasada, me ha ayudado mucho, mucho a desconectar. Lo necesitaba taaaanto. Este mes me cogeré otras dos semanas, ya tengo ganas...

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