domingo, 28 de abril de 2013

Si hay micro-agua, hay micro-elefantes

Lo bueno de este viaje de trabajo, es que me ha pillado un fin de semana por en medio, por lo que he podido ver algo más de Namibia que las cuatro calles anchas de casas coloniales que forman el centro de la ciudad de Swakopmund.

Ayer, por ejemplo, estuve en el desierto del Namib. Y allí aprendí esta lección: si hay agua, hay elefantes; si hay micro-agua, hay micro-elefantes.

De esta manera tan clara y visual nos explicaba Chris, el responsable de Living Desert Namibia por qué en el desierto no hay elefantes, ni jirafas, ni leones: no hay agua. En cambio, la presencia casi continua de niebla en la zona provee de gotas de agua, de humedad, de micro-agua a las criaturas que viven en el desierto, criaturas de pequeño tamaño capaces de aprovechar los recursos disponibles de la mejor manera posible. Micro-elefantes.

En realidad, yo esto ya lo sabía, claro. Es lo que tiene haber estudiado Biología. Pero lo fabuloso es la capacidad de Chris de transmitir el amor y respeto por la naturaleza, por sus criaturas, sorprendernos no sólo por lo que cuenta sino cómo lo cuenta: genial la demostración de acumulación de agua en la dolar bush (Zygophyllum stapffii) o la de la presencia de metales en la arena de las dunas. Y brutal y eficaz la exhibición de fotos sobre la erosión que quads y coches todoterreno provocan sobre las zonas planas de gravilla del desierto. Didáctico, ameno, divertido, eficaz. Ojalá todo el mundo que se dedica a la naturaleza fuera capaz de transmitir así su pasión.

Camaleones, serpientes, lagartos, geckos, escarabajos, arañas, escorpiones. Estos son los micro-elefantes que se pueden encontrar en el desierto del Namib. Criaturas increíbles, impresionantes, capaces de vivir en las duras condiciones desérticas, criaturas sorprendentes y muy hermosas. Ayer vimos camaleones, tres especies de serpientes, lagartos y el gecko (más información sobre las especies aquí). Me quedo con los camaleones. No, con los geckos. Bueno, no sé.

Una experiencia maravillosa visitar el desierto de Namib. Y eso que apenas salimos de Swakopmund, tan sólo disfrutamos de una pequeñísima esquinita de este desierto, de sus zonas áridas y planas y de sus dunas, subiendo por ellas y disfrutando de la increíble imagen del océano Atlántico desde lo alto de las mismas, ahí, justo al lado.

Así que ya sabéis, si hay micro-agua, hay micro-elefantes.
















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